Los tibetanos en el exilio han elegido a su nuevo primer ministro, Lobsang Sangay, un jurista de 43 años que ha estudiado en la universidad estadounidense de Harvard y que tendrá el trabajo de asumir un rol político encarnado durante decenios por el Dalai Lama. El Dalai Lama, Tenzin Gyatso, de 75 años, anunció en marzo su intención de renunciar al papel político de jefe del movimiento de los tibetanos en el exilio, esencialmente simbólico, y de transmitir sus responsabilidades a un nuevo primer ministro con amplios poderes, mientras que él conservará su rol de líder espiritual. Esta transición política histórica va a dar al nuevo primer ministro una posición mucho más a la vista que sus predecesores.

La trayectoria de Lobsang Sangay, nacido en una región productora de té en el noreste de India, rompe con el pasado de viejas figuras religiosas que dominaban la vida política del movimiento tibetano. Este experto en derecho internacional nunca ha residido en Tíbet. En una entrevista el mes pasado con France Press, aseguró que apoya plenamente la fórmula de la «vía intermedia» propuesta por Tenzin Gyatso, es decir, una «autonomía significativa» de Tíbet bajo administración china antes que la independencia dura y pura. Tras insistir en que el Dalai Lama «es irreemplazable», subrayó el deseo de la comunidad tibetana de «ver una joven generación tomar la dirección del» movimiento.

De los 83.400 tibetanos en el exilio, más de 49.000 acudieron a las urnas. Batió fácilmente a los otros dos candidatos alcanzando un 55% de los votos, según anunció el jefe de la comisión electoral, Jamphel Choesang, en Dharamsala, une ciudad del norte de India, base del Gobierno tibetano en el exilio. Tenzing Tethong, un antiguo representante del Dalai en Nueva York y Washington, obtuvo el 37,4%.

Tashi Wangdi, que ocupó media docena de carteras ministeriales en el Gobierno en el exilio a lo largo de varios años, sólo obtuvo el 6,4% de los votos .

Dudas sobre el futuro

En un comunicado difundido desde Estados Unidos donde trabaja como encargado de investigaciones a la facultad de derecho de Harvard, Sangay atribuyó su victoria a la política democrática y previsora del Dalai Lama.

«Me conforto con la idea de que los cambios hacia los cuales vamos están produciéndose mientras que su santidad tiene buena salud y disponible para velar por nosotros», declaró. La idea de Tenzin Gyatso de trasmitir sus poderes políticos a una figura elegida efleja la inquietud sobre la forma de seguir la lucha por los derechos de los tibetanos, que fue encarnada por él mismo desde su huida en 1959.

Algunos temen que caiga en el olvido a la muerte del Dalai Lama, que encarna la causa tibetana a los ojos de Occidente.