El director del portal de noticias Anncol, Joaquín Pérez Becerra, fue arrestado en el aeropuerto de Caracas y y encarcelado en Bogotá tras su entrega inmediata. Bajo la acusación de ser «embajador de las FARC» en Europa y utilizando como prueba contenidos del bombardeado ordenador del difunto comandante guerrillero, Raúl Ríos, la entrega del veterano refugiado político y periodista puede considerarse como un «falso positivo» diplomático donde, entre la turbia intervención del Gobierno de Chávez y la eufórica reacción del Gobierno de Santos, la libertad de expresión y el derecho de asilo político han sido sacrificados en aras a una nueva era de entendimiento. La captura y entrega de Pérez Becerra se presenta como dividendo efectivo y concreto de esa nueva relación. El periodista poseía nacionalidad sueca, llegó a Caracas vía Frankfurt y la Interpol activó el código rojo justo cuando tomó tierra. Santos llamó entonces a Chávez y exigió su «presa». Chávez accedió. Ahora calla. Dirigir un medio de comunicación imparcial y comprometido en la construcción de otro futuro para Colombia es suficiente prueba para ser acusado de ser coordinador de propaganda de las FARC. Un argumento zafio. Bien conocido en Euskal Herria.