Los inversores dieron ayer una sensación de confianza al seguir manteniendo la ola alcista de días anteriores. Y es que, antes del cierre, no se sabía cual iba a ser el pronunciamiento de la Fed sobre la política monetaria expansiva en vigor, ni sobre un posible cambio en los tipos de interés en los próximos meses. Aun así, los índices europeos se decantaron por los avances de salida y dieron la espalda también, una jornada más, al conjunto de graves problemas que acecha a los países periféricos. De momento, sigue en pie la preocupación por una reestructuración de la deuda griega, que podría dar paso a un alargamiento de plazos en los pagos o, incluso, a una quita. Algunos analistas ven en esta posibilidad una evidente muestra de debilidad de la Unión Europea, incapaz de frenar la sangría financiera de Atenas pese a las fuertes inyecciones realizadas hasta el momento. Así las cosas, la mayoría de los índices cerró con apreciables subidas, pese a la falta de determinación de Nueva York, atenta a lo que podría decir después Ben Bernanke. El Ibex sumó un 0,85%, hasta los 10.740,90 puntos. Del resto de Europa, destacó el leve descenso de Londres (-0,02%), frente a los repuntes de Fráncfort (+0,66%) y París (+0,55%). En el Ibex, los cinco grandes finalizaron en positivo. Repsol, BBVA y Santander se apuntaron más de un 1%. IAG (+4,44%) y Mapfre (+2,26%) fueron los mejores. En París, la lista de los ganadores estuvo encabezada por Renault (+3,75%) y Crédit Agricole (+2,13%). Las acciones de ST Microelectronics (-3,70%) sufrieron por los decepcionantes resultados trimestrales.