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Liga ASOBAL

Kurilenko se sale en Ipurua

El ucraniano lideró a un Arrate que hizo un gran partido y sumó dos puntos que pueden ser definitivos.

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ARRATE 28

SAN ANTONIO 25

Juan Carlos ELORZA

Corría el minuto 41, Kurilenko recibía el balón, se acercaba a la defensa antoniana y lanzaba en apoyo... fuera. Era la única vez que una acción suya no suponía un beneficio inmediato para su equipo, porque el ucraniano estaba firmando un partido fantástico, llevando en volandas al Arrate hacia la victoria, que casi garantizaba la permanencia.

Hasta ese momento, Kurilenko había marcado 9 goles, había dado cuatro asistencias de gol (dos a Bjelanski, una a Sever y otra a Romero), y había provocado tres exclusiones navarras (dos de forma indirecta, con sus asistencias al pivote, y otra en una acción sobre él mismo).

El Arrate ganaba 21-12 y tenía el triunfo encarrilado. Si el balonmano aplicara el sistema de valoración de la ACB, el ucraniano llevaría ya unos 100 puntos.

Pero no todo fue obra suya. El Arrate jugó un partido memorable. Protegió el balón como pocas veces, combinó con el pivote con acierto, repartió los goles entre sus jugadores cuando Kurilenko necesitaba aire (Tokic fue su acompañante perfecto, y sus suspensiones fueron como un martillo pilón para los porteros antonianos), y Voncina y la defensa cumplieron a buen nivel y dominaron a sus rivales.

Quizá hizo falta que San Antonio rindiera por debajo del nivel que se esperaba pero, de ser así, no es responsabilidad del Arrate. Los navarros perdieron un sinfín de balones en la primera mitad porque jugaban con una velocidad menos, y se encontraron con el mejor Arrate, eficaz como nunca en ataque, con Voncina yendo de menos a más en la portería, y todos los jugadores enchufados a tope.

Con la reserva... y mucha ventaja

El Arrate llegó a contar con 9 goles de ventaja mediado el segundo tiempo (23-14), y supo aguantar los envites de un rival que intentaba volver a meterse en el partido. A falta de seis minutos la ventaja era de 7 goles (27-20) y, como es lógico en este Arrate, la primera línea titular y su pivote tuvieron que ir dirigiéndose exhaustos al banquillo.

A Petricheev, Petricevic, Server y Azkue les tocaba gestionar los últimos minutos en ataque y, lógicamente, su nivel de eficacia no era el mismo que el de Kurilenko, Tokic y compañía. Pero intentaron marcar, acabaron sus ataques en lanzamientos, y no se achicaron en absoluto. La ventaja iba decreciendo (el Arrate encajó un parcial de 0-5 en cinco minutos, que llevó el marcador al 27-25), pero Julián Ruiz mantuvo la calma sabiendo que su equipo estaba con la reserva.

Con 27-25, y a falta de 55 segundos, pidió un tiempo muerto, dio un respiro necesario a sus hombres, volvió a sacar a sus suplentes al campo y Jon Azkue daba un precioso pase a Sever para sentenciar el partido.

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