Juanjo Basterra Periodista
Salgamos de este modelo económico que está agotado
A estas alturas de la crisis, sigo sin entender cómo algunos responsables del Gobierno español pretenden apagar el fuego que genera el elevado desempleo echando más gasolina. Cuando las estadísticas de la Encuesta de la Población Activa (EPA) muestran casi cinco millones de parados (21,29%) en el Estado español, y 165.200 desempleados (12,02%) en Hego Euskal Herria, algo menos que los que aparecen inscritos en las oficinas de empleo, al secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, sólo se le ocurre decir que hay que acelerar el proceso de reformas en el mercado laboral para crear empleo.
Dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver, pero Campa se está luciendo de manera especial. Si algo está claro hasta el momento y desde hace ya más de 25 años es que todas las reformas que se han puesto en marcha desde los diferentes gobiernos españoles lo único que han hecho ha sido reducir y eliminar las condiciones laborales conquistadas mediante la larga lucha de nuestros antecesores y avanzar en la precarización del mundo del trabajo.
Es lo que la patronal y la élite empresarial han perseguido siempre con un solo objetivo: ganar más a cuenta del sudor y el sufrimiento de los trabajadores. Por lo tanto, seguir por esa vía, como dice este destacado miembro del Gobierno español, que preside José Luis Rodríguez Zapatero y ahora lidera Alfredo Pérez Rubalcaba, es entrar en «vía muerta». Ese modelo está agotado. Cuanto antes salgamos del mismo, antes veremos la luz en este ya largo túnel al que nos han conducido estos gobernantes sumisos al mandato de la élite económica.
Un ejemplo claro está en Alemania. A los empresarios les gusta porque quieren aplicar el sistema de productividad en los salarios. Ya, un alemán cobra entre un 28% y un 35% más de media que un vasco; por lo tanto, de recortar nada. En el tema del paro, en Alemania se sitúa en el 6,3% y en Hego Euskal Herria en el 12,02% si atendemos a la EPA, o en el 14,46% si tomamos la referencia del paro registrado en las oficinas de empleo, o del 21,29% en el Estado español. Una de las razones está en que en Alemania la precariedad es mínima, pero aquí, máxima.