El macizo granítico de Aiako Harria-Peña de Aia es impresionante. Tiene de todo para no defraudar a los practicantes del montañismo: senderos, crestas, vías de escalada, bosques y corredores inclinados para alcanzar sus cimas. La vertiente W/NW es la más espectacular, la que presenta los mas inclinados itinerarios, destacando dos corredores que circulan paralelos, el de Bocamina y el de la Brecha. Este último de apariencia inexpugnable es la sugerencia «aventura» de hoy de «Mendia».

Nace esta ascensión en el collado de Elurretxe, el alto de la carretera del Castillo del inglés. Allí un aparcamiento marca el inicio de la escapada con el objetivo, pico Erroilbide, el más alejado. El mendizale afrontará el camino de circunvalación de esta montaña, balizado con marcas rojiblancas, que en un cómodo diente de sierra, circula bajo la perpendicular ladera. Mirando siempre hacia arriba, la entrada al corredor es lógica y está bien «cairnada». Se sitúa justo bajo la rocosa pirámide de Txurrumurru. El montañero que se atreva con esta «aventura» debe ser un experimentado deportista y en forma, porque se va a enfrentar con una ascensión ruda, dura y soberbia en terreno delicado, debiendo en un principio superar dos obstáculos de escalada, no difíciles pero que obligan a la prudencia y a la negociación. A continuación, la pendiente herbosa es muy empinada (40º seguro), que mojada puede ser muy resbaladiza, por lo que es prudente aceptar el desafío con terreno seco. Totalmente desaconsejado sin buenas condiciones, aunque completarla con nieve tiene una dimensión inolvidable. Esta ascensión, fuera de sendero es para el que escribe una de las más bellas que se pueden realizar en las montañas del País Vasco, y la parte superior está rodeada de de un halo de misterio.

La superación del desnivel no ofrece descanso alguno, y es exigente, aunque se gana fácilmente altura aun con ritmo lento. En un principio existe un difuminado sendero, con «hitos» que ofrecen confianza, hasta colocarse al pie del pináculo Txurrumurru, asombrosamente bello. Es el punto de referencia, dado que es la bifurcación de los dos corredores mas afamados de la cadena. A la izda, el de Bocamina, que en su parte superior se tumba, y a la dcha, el de la Brecha, que toma tanta inclinación que en ocasiones obliga a ayudarse con las manos. Al final, además el «couloir» se estrecha, pero con 3 salidas. Aiako Harria es un pequeño Pirineo. Paso a paso, se gana altura, pisando las huellas de otros inquietos atletas, bajo los riscos más abruptos y verticales que uno puede imaginarse. Hay que mirar hacia abajo, para convencerse del desnivel y de que hay que salir por arriba. Bajar por ahí podría ser una imprudencia. El fuerte esfuerzo se delata en los rostros. La vía llega hasta la convergencia de las tres bocas de salida. De izda a dcha: la primera ofrece una trepada en roca de 2º grado-fácil, sin embargo las dos siguientes, penetran en un secreto pasadizo manteniendo la subida sobre hierba, y fácil de superar. La 3ª en su parte final se suaviza, dando el único reposo al excursionista. Ambas alcanzan la senda de la cresta cimera entre Erroilbide a la dcha y Txurrumurru a la Izda, y separadas de pocos metros. El disfrute es total. Queda ahora al montañero buscar la ruta de regreso, que bien puede hacerse, a la Izda, N, por Txurrumurru (el paso de la anilla) e Irumugarrieta, corto o bien el que sugiero, más largo. Seguirá el mendizale a la dcha, W, por toda la arista, aérea pero segura y por senda, salvando diferentes cotas, con un paso algo delicado, controlando las diferentes y vertiginosas vías salvajes existentes en la cara W, para posibles nuevos y atrevidos lances de juego. Pisar la gran cima de Erroilbide es un merecido regalo. Ahora queda al montañero buscar la ruta de regreso hacia el Pto de Arritxulegi, por camino bien pisado, pero inclinado y con pasos de roca, hasta toparse con el ancho camino de circunvalación, para girar a la dcha N, e iniciar el regreso a Elurretxe, en otra travesía de gratos recuerdos, con continuas subidas y bajadas, donde se conjugan el bosque, las cascadas, las errekas, los balcones, las viseras y la contemplación de las diferentes cumbres con sus variadas rutas y la de la Brecha que hace poco hemos dominado, objetivo deseo ya superado.