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A cien días de la caída de Mubarak, exigen una «segunda revolución»

Cuando se cumplen cien días desde que el Ejército egipcio forzara la caída del poder de Mubarak, aumentan las señales de que se trató de una «salida en falso». Entre algo más que rumores que apuntan a que el clan del ex dictador podría comprar la amnistía con parte del dinero que robó durante las décadas en las que disfrutó del poder, entre los protagonistas de la revuelta de Tahrir crecen las voces que se refieren a la necesidad de una «segunda revolución».

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GARA | EL CAIRO

Persistencia de la crisis económica y tensiones confesionales fomentadas por una mano negra: 100 días después de la caída de Hosni Mubarak, Egipto está aún lejos de haber podido saldar cuentas con su pasado.

El Ejército, que dirige el país desde el derrocamiento del dictador, ha sido duramente criticado por su sorprendente inacción a la hora de hacer frente a los disturbios interreligiosos, y promete ahora «mano dura» contra sus responsables.

Igual o más criticada es su posición en torno a las principales figuras visibles del antiguo régimen. La suerte del propio Mubarak, en prisión preventiva desde el 13 de abril en un hospital, sigue siendo un punto sensible y que abona todo tipo de especulaciones basadas en el hecho, cierto, de que los militares fueron el principal pilar -y beneficiario- del régimen. Las informaciones del diario «Al Churuq» sobre la posibilidad de que el dictador pidiera perdón a los egipcios y ofreciera devolver la fortuna que robó al Estado a cambio de una amnistía, han indignado al pueblo egipcio.

Cientos de personas se concentraron el viernes en la Plaza Tahrir para exigir un proceso judicial contra el antiguo rais y para rechazar una reconciliación «con asesinos y criminales». Frustrados por el desarrollo de los acontecimientos, los protagonistas de la revuelta evocan abiertamente en internet la necesidad de una «segunda revolución».

El anuncio de la puesta en libertad de la mujer del dictador, Suzanne Mubarak, después de que dejara en manos del Estado parte de su riqueza (4 millones de dólares), ha encolerizado asimismo a muchos egipcios.

«Se ríen de nosotros»

«Se está mofando de nosotros. Ese dinero para ella es simple calderilla», señala una egipcia, que trabaja como peluquera en El Cairo. No oculta esta joven su desconfianza en el Ejército del país, convencida como está de que está intentado proteger a su antiguo jefe.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas se ha apresurado a desmentir que tenga intención de indultar a Mubarak. Ansiosos por evitar nuevas protestas masivas, los militares aseguran una y otra vez que «estamos al lado de la revolución». Ello no impide que hayan perdido el prestigio que ganaron tras forzar la salida de Mubarak, más cuando siguen siendo acusados de redadas y torturas.

Económicamente, el país vive tiempos difíciles, agravados por la caída del turismo. En ese contexto, Egipto tiene ante sí citas electorales decisivas, con las legislativas previstas para setiembre y las presidenciales dos meses más tarde. Todo ello con un Gobierno en caída libre, y en el que el único que se libra es el ministro de Exteriores, Nabil al-Arabi, arquitecto del acuerdo de reconciliación palestino.

juicio pospuesto

El juicio contra el depuesto ministro de Interior, Habib al-Adli, por la muerte de cientos de manifestantes, fue pospuesto después de que el tribunal impidiera a los familiares de las víctimas asistir a la vista

Mussa insta al retraso de las elecciones legislativas

El jefe saliente de la Liga Arabe y candidato a la Presidencia de Egipto, Amr Mussa, se ha pronunciado a favor de un retraso en las elecciones legislativas y ha propuesto arrancar el calendario electoral con las presidenciales o con unos comicios por una Asamblea Constituyente.

«En mi opinión es prematuro convocar las elecciones legislativas en setiembre», señaló en el marco de una rueda de prensa al margen de una conferencia organizada por el Gobierno interino sobre la nueva Constitución. «Es mejor que comencemos por la elección de una Asamblea Constituyente que se encargue de elaborar una nueva Carta Magna, que se podría simultanear con las elecciones presidenciales».

«Si hay consenso, es posible» retrasar las elecciones legislativas, señaló en referencia a la insistencia de los militares, en el poder, de celebrarlas en setiembre.

El Ejército, que dirige el país desde la dimisión de Mubarak el 11 de febrero, ha insistido en que el Parlamento será elegido «a más tardar el 30 de setiembre» para preparar una Constitución antes de la celebración, en principio en noviembre, de las presidenciales. Mussa se alinea con los que prefieren que sea un presidente electo quien preceda al Parlamento, para mantener la primacía del poder ejecutivo. GARA

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