El presidente iraní, Mahmud Ahmedinejad, hace frente a una ofensiva de los sectores conservadores iraníes que le acusan abiertamente de «desviacionismo». El atacado relaciona esta ofensiva con el inminente calendario electoral, con las legislativas de marzo de 2012 y las presidenciales, previstas para junio de 2013.

El cabeza de turco de este ataque es Esfandiar Rahim Machaie, principal consejero del presidente y considerado demasiado liberal y nacionalista por los sectores ultras.

La crisis comenzó tras el intento del Gobierno de destituir al ministro de Información, destitución que fue paralizada por el guía supremo, Ali Jamenei.

En el fondo se adivina una dura pugna por el control de los servicios de información. Y es que el presidente Ahmedinejad no ha ocultado su intención de presentar a sus propios candidatos contra los conservadores religiosos que dominan el Majlis (Parlamento).

Estos últimos sospechan que Ahmedinejad, que no puede optar a un tercer mandato, prepara su sucesión por Machaie.

Esta pugna pone en su lugar a todas esas voces que, desde Occidente, identificaban a Ahmedinejad con los conservadores, sus ahora enemigos.