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«El imperialismo quiere la traición, pero nunca al traidor»

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Darío Azzellini
Doctor en Ciencias Políticas, escritor y documentalista

Darío Azzellini (Wiesbaden, 1967) es autor del libro «El negocio de la guerra» (Ed. Txalaparta, 2005), en el que analiza los nuevos métodos de conducción de los conflictos. Investigador de procesos de transformación social, ha recalado en Euskal Herria de la mano de GITE-IPES para disertar sobre el proceso bolivariano en Venezuela y ha conversado con GARA sobre algunos de los frentes bélicos abiertos actualmente.

Mirari ISASI | BILBO

Usted escribió hace unos años «El negocio de la guerra», en el que se habla bastante de la guerra de Irak. ¿Cómo ve la situación actual en ese país?

En todas esas guerras es cada vez más importante el papel de las compañías militares privadas. Las guerras se están privatizando para intentar frenar el número de soldados caídos y su impacto ante la opinión pública, que no reacciona a la muerte de unos `trabajadores' que no aparecen ni en estadísticas ni en nada. Esas guerras son permanentes, no se hacen para acabar con determinada situación sino para crear las condiciones para una mayor ganancia económica. Como en Colombia, donde la guerra permanente hace posible que el salario de los trabajadores industriales haya bajado y pueda mantener una competitividad internacional y donde la reforma agraria al revés (robándoles las tierras a los campesinos) ha posibilitado realizar un proyecto agroindustrial exportador. Lo mismo pasa en Irak, el control y la presión política y económica de EEUU en Irak sólo es posible si la guerra sigue.

¿Cómo ve el anuncio de la retirada de tropas cuando los soldados están siendo sustituidos por mercenarios?

El anuncio de la retirada es sólo para tranquilizar a la opinión pública de EEUU. Habrá que ver si se produce y cómo, porque Obama prometió muchas cosas y no ha cumplido nada. Las tropas serán sustituidas por `contratistas', que la mayoría de las veces son ex soldados que dejan el Ejército para alistarse en las empresas privadas porque ganan más. Por eso, el cambio es muy relativo, pero podría darle más aire al Gobierno estadounidense en el interior del país frente a la opinión pública y le permitiría sacar Irak de los medios internacionales, porque si en su mayoría son contratistas parece que ya no hay ocupación. Tradicionalmente todas esas empresas de mercenarios están conectadas a compañías mineras o petroleras.

La más conocida es Blackwater.

Así es. En octubre del año pasado Blackwater (que ya se llama XE Services) fue comprada por Monsanto y eso cuadra perfectamente con todas las previsiones que apuntan que uno de los problemas centrales de los próximos años va a ser la escasez de alimentos y el alza de sus precios. Por eso no sé si en cinco o diez años veremos en distintos países grandes extensiones agroindustriales de Monsanto cuidadas por mercenarios de XE.

¿Cree que la ejecución de Osama bin Laden va a influir en el desarrollo de la guerra de Afganistán y en la retirada de las tropas extranjeras?

Allí la presencia de mercenarios es también importante y cada vez mayor. Los caídos de EEUU en los últimos dos años van en aumento, lo que demuestra que la guerra se está intensificando. Es otra guerra que no va a terminar. La muerte de Bin Laden no importa mucho, es una medida publicitaria para tranquilizar a la opinión pública de EEUU. ¿Quién era? Al-Qaeda no es una organización jerárquica, una red, y no importa que muera Bin Laden, seguirá funcionando. Es la misma lógica que existe con el narcotráfico en EEUU o Colombia. Supuestamente arrestan a los grandes capos para acabar con el narcotráfico, pero no lo hacen porque están organizados como empresas modernas y da igual que le quites un supuesto jefe. Eso recrudece la situación.

Además, Afganistán no tiene tantos recursos...

Pero geoestratégicamente es fundamental. Poco antes del 11-S se estaba negociando la construcción de un gasoducto que iba a pasar por Afganistán. Pero la muerte de Bin Laden lo que sí puede haber abierto es la posibilidad de limpiar la imagen de los talibanes y convertirles en una posible contraparte de una negociación. No olvidemos que los talibanes son una creación de EEUU, unos estudiantes de escuelas coránicas que recibieron muchísimo dinero de EEUU para convertirlos como contrafuerza a la invasión soviética.

El último frente bélico abierto, con el aval de la ONU, es Libia.

No me ha sorprendido ese permiso de la ONU para salvaguardar la población civil, ya de por sí contradictorio, ni que haya sido interpretado por las potencias como les ha dado la gana. Hay que ver cuáles son las causas de la guerra en Libia. Gadafi, al contrario de lo que piensan algunos todavía, no es ni revolucionario ni antiimperialista ni absolutamente nada. Los últimos ocho años ha sido el mejor amigo de Aznar, de Blair, de Sarkozy, de Berlusconi y de todo Occidente.

Ha sido la ficha más importante de colaboración con la CIA y con el Mossad en todo el norte de África en contra del islamismo militante. El imperialismo quiere la traición, pero nunca al traidor. Durante los últimos 30 años, Gafadi ha traicionado a todos los pueblos, países, naciones y organizaciones con las que ha tenido algún contacto.

¿Se puede equiparar Libia con otros países árabes?

La situación es completamente diferente a Túnez, a Egipto o a otros países árabes. Primero quisieron presentar el caso de Libia como otro más de manifestaciones de la oposición; sin embargo, desde el primer día vimos hombres armados hasta los dientes y ninguna mujer.

No tengo ninguna duda de que el régimen de Gadafi es represivo hacia el interior, pero no ha sido un país donde la situación económica y social era tan pésima como en otros. Tampoco dudo de que Gadafi siga teniendo un apoyo de buena parte de la población, independientemente de que sea un régimen represivo. Es una situación que no tengo muy clara. Algunos hablan de que la razón es el petróleo, pero las transnacionales estaban ya allí.

¿Cuál es la razón entonces?

Otro argumento que manejan algunos analistas en Italia es que se podría tratar de la primera guerra financiera. Gadafi había empezado a sacar capital libio de Europa y a cambiarlo por oro por miedo al colapso de todo el sistema financiero. Creo que Libia tiene alrededor de 160.000 millones de euros invertidos en Europa. Había miedo a un nuevo derrumbe financiero en caso de que se retirara de golpe mucho de ese capital y en caso de que los rebeldes llegaran demasiado rápido al poder e hicieran lo mismo. Por eso se congelan los activos financieros de Libia en Europa. Me parece una explicación plausible.

¿Son esperanzadoras las revueltas en el mundo árabe?

Lo más esperanzador me parece Túnez, donde sí se están forzando cambios reales y la población no está dispuesta a aceptar farsas. Egipto, por ahora, es un buen ejemplo de `gatopardismo', cambiar todo para no cambiar nada, pero siguen las protestas y hay represión, lo que pasa es que ya nadie habla de ello. Las fichas que Occidente quería ver caer han caído y ahora no le interesa hablar de la represión.

Me parecen esperanzadoras e incluso aunque no haya cambiado nada en Egipto. Para un pueblo la sola experiencia de sacar a alguien del poder ya es histórica y normalmente una experiencia colectiva de ese tipo cambia. El que la gente siente que ha perdido el miedo es fundamental y esperanzador.

En Libia, si se logra tumbar a Gadafi los problemas no harán sino empezar.

En su libro habla de «nuevas guerras». ¿A qué se refiere?

Se dice que las `nuevas guerras' son guerras internas y no entre países. Y aunque sean entre países normalmente no son entre ejércitos. Como la de Afganistán. Las características principales de las `nuevas guerras' es que son permanentes, porque la guerra es la que garantiza la ganancia, y se privatizan, lo que conlleva el uso cada vez mayor de mercenarios, de empresas militares privadas y de estructuras paramilitares. La investigación burguesa dice que es una pérdida de control por parte de los estados, pero yo sostengo lo contrario: que es una externalización de ciertos trabajos militares y represivos.

¿La guerra mediática podría ser otra de esas «nuevas guerras»?

Absolutamente, la dimensión mediática es un componente fundamental. Cada vez es más fantasioso lo que nos cuentan y cada vez menos comprobable. La prensa hace que algunas cosas sean más o menos importantes, más o menos graves.

¿Por qué hay que intervenir en Libia para proteger a la población civil con el argumento de que el régimen está bombardeando a la población civil? En Colombia, el Gobierno bombardea desde hace años a la población civil con la ayuda de EEUU; en Sri Lanka hace dos años se vivió una campaña absolutamente brutal de asesinatos en masa, bombardeos y desplazamiento de la población tamil que no le interesó a nadie y sigue habiendo cientos de miles de tamiles encerrados y no le importa a nadie. El 90% de los flujos mediáticos son del Norte hacia el resto del mundo. Por eso, independientemente de la valoración política sobre Al-Jazeera o de Telesur es muy importante que haya y crezcan esos canales para crear alguna posibili- dad de contrapeso mediático.

El futuro no es muy esperanzador si, como usted mantiene, la guerra es un negocio rentable.

No y además eso se perpetúa aún más porque una empresa militar privada contratada para algo sólo sigue ganando si se mantiene el conflicto. En los últimos diez años hemos visto cómo han aumentado los conflictos armados y que ninguno ha terminado.

En algún momento ha advertido de que esos pequeños ejércitos privados pueden ser un riesgo para los países que EEUU quiere desestabilizar.

El riesgo se da por el hecho de que la mayoría de esas empresas privadas son de EEUU, ligadas al Pentágono, aunque actúan a nivel mundial. La mayoría de los mercenarios que llegan de cualquier país del mundo trabajan en esas empresas de EEUU con un estándar militar estadounidense, aprenden a responder a las cadenas de mando, de actuación,a las estrategias y tácticas de EEUU...

El Pentágono tiene un pequeño ejército en stand by en muchísimos países del mundo que puede ser activado como una fuerza contrainsurgente o contra proyectos emancipadores o progresistas o simplemente que no le caen bien a EEUU.

Libia

«Se podría tratar de la primera guerra financiera por el miedo a que la retirada de golpe del capital financiero libio en Europa provocara un nuevo derrumbe financiero»

pentágono

«El Pentágono tiene un pequeño Ejército en stand by por el mundo que puede ser activado en cualquier momento como fuerza contrainsurgente o contra proyectos emancipadores»

«Es correcto criticar con dureza y firmeza la deportación a Colombia del director de ANNCOL, porque es inaceptable»

¿Qué opina de la deportación a Colombia de Joaquín Pérez Becerra, director de la agencia ANNCOL?

Me parece deplorable y espantosa, y que va en contra de cualquier lógica legal y política. Es una decisión que ha sido criticada por toda la base. Todas las organizaciones que son el sustento del proceso de cambio han criticado duramente esa decisión. Y creo que es correcto criticar con dureza y con firmeza ese acto que es inaceptable.

¿A qué se responde esa decisión? ¿A una nueva era en las relaciones entre ambos países tras la llegada al poder de Juan Manuel Santos en Bogotá?

Se han cruzado varias cosas.No dudo, como ha dicho el Gobierno bolivariano, que Colombia le tendió una trampa a Venezuela, ya que había agentes colombianos en el avión que se presentaron como agentes de la Interpol y Santos llamó a Chávez mientras el compañero estaba en el avión... Pero no es ninguna excusa. Te pueden tender una trampa pero hace falta que tú caigas en ella. Las explicaciones posteriores fueron casi peor. Es inexplicable. Si cada uno asume sus responsabilidades, como dice Chávez, hay representantes del Gobierno que hubieran tenido que renunciar, porque no se puede extraditar a alguien que tiene asilo político en otro país. Creo que hay varios factores que propiciaron la deportación: acuerdos debajo de la mesa con Colombia; la razón de Estado y la falta de conciencia política y conocimiento concreto de muchos funcionarios del Gobierno bolivariano... Muchas de esas razones se pueden deducir de un problema central que tiene ese proceso: la falta de construcción de mediación política. Se ha intentado pero nada ha funcionado como mediación política y el único nivel de mediación política sigue siendo Chávez, que se queda más solo cuanto más se profundiza en las conctradicciones del proceso. La consecuencia es que la responsabilidad política no se tiene frente a un proyecto, sino frente a un superior.

¿Cómo ve el proceso de construcción del socialismo en Venezuela?

Problemático. Difícil. En Venezuela, siempre se ha dicho que la capacidad de creación del pueblo tiene que estar por encima del poder constituido para poder crear lo nuevo, pero el poder constituido está en una posición más fuerte y cuanto más se profundiza el proceso más se profundizan las constradicciones entre el poder constituyente y el constituido. Es un momento clave porque las bases del proceso están empujando hacia su radicalización mientras la institucionalidad se encierra y se burocratiza, y es decisivo para ver el rumbo futuro que toma el proceso.

¿Esas bases a las que se refiere son los consejos comunales?

A todas las organizaciones populares y de base que existen. No hay que olvidar que la mayoría de organizaciones que apoya el proceso tiene autonomía e independencia frente al Estado, al Gobierno y al partido, no como en muchos procesos revolucionarios clásicos, y ésa es la base que hasta ahora ha salvado el proceso cuando ha estado en peligro, la que lo ha sustentado, lo ha oxigenado y ha creado lo nuevo.

Venezuela, Bolivia, Ecuador... ¿otro modelo de sociedad, la socialista del siglo XXI, es posible?

Venezuela es, seguramente, la más avanzada en ese sentido, Bolivia tiene problemáticas totalmente diferentes y todavía poco recorrido, y Ecuador tiene una situación muy compleja y muy poca creación de lo nuevo, con iniciativas interesantes en el plano de resestructuración financiera internacional, Banco del Sur... pero no veo gran sentido de cambio estructural en el territorio mismo de Ecuador.

¿Podría ser Cuba un ejemplo?

La experiencia y el apoyo de Cuba son fundamentales para seguir desarrollando el socialismo del siglo XXI, pero es obvio que tiene problemas estructurales de todo tipo porque si no no hubiera empezado a hacer reformas de carácter profundo. Pero no hay modelos, hay experiencias de las que se puede aprender. La historia nos ha demostrado que copiar modelos o creer que hay modelos no funciona porque cada país, cada situación tiene su especificidad y el socialismo, la construcción de lo nuevo, no se puede ordenar desde arriba. M.I.

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