Puede que alguien se haya acercado este fin de semana a la calle Villarias en busca de la cartelera de los Capitol, quién sabe si en busca de un cambio de planes de última hora alguien también ha acudido a las páginas del periódico para ver qué ponen este fin de semana en las salas bilbainas. Se habrán encontrado con que los Capitol han desaparecido de la cartelera. Éste es el primer fin de semana sin los últimos de la saga conocida como los cines antiguos de Bilbo. Su nombre ha pasado a la historia junto con otros como Astoria, Albeniz, Urrutia y Ayala, y, aunque no se hayan producido pronunciamientos públicos, algunos espectadores no se han resistido a expresar sus sentimientos.

De los Capitol queda poco más que el rótulo que identificaba las cuatro salas y una gran persiana que deja claro que no hay función. Se despidieron del público el fin de semana pasado con títulos como “No tengas miedo” y “Thor” en la gran pantalla y ha habido más de un comentario de pesar entre la clientela esporádica y habitual de los Capitol, a los que se recuerda ya con adjetivos como «magníficos» cines.

Además de su valor como una cartelera más para los aficionados al séptimo arte en el corazón de Bilbo, se agolpan recuerdos personales de diversas generaciones, a lo largo de los 53 años que estuvieron en activo. «Qué pena, cuántas historias se llevan estos cines», reflexionaba en alto una mujer al recibir in situ la noticia de que los cines no estaban cerrados temporalmente, sino que no  van a volver a abrir. En la red, los espectadores también se han interesado por todos los empleados que hacían posible las tardes de cine en los Capitol.

«Algo que vuelve a renacer»

A juicio de la ONGD Kultura, Communication y Desarrollo, la despedida tiene sabor agridulce porque, en este caso, «algo que muere vuelve a renacer». Parte de los desmantelados Capitol está de camino a Cuba, merced a un proyecto de colaboración entre la Agencia Vasca de Cooperación y el Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematográficos.

Juan Carlos Vázquez, director de la ONGD, cuenta que la colaboración con Cuba viene de atrás. Su organización ha estado trabajando, por ejemplo, en la reconstrucción de un museo afectado por el paso de un huracán. Por otra parte, también el Festival Internacional Filme Sozialak, que se celebra en Bilbo entre setiembre y octubre, corre de su cuenta.

Al enterarse del posible cierre de las salas bilbainas, que darán paso a una tienda de la marca Decathlon, empezaron a trabajar en este proyecto. Según destacó, el material desmantelado se encuentra en buen estado, las butacas se renovaron hace menos de 5 años y los proyectores y equipos de sonido han estado funcionando hasta el pasado domingo.

Ciudades cubanas como Pinar del Río, Las Tunas o Altamisa son algunos de los destinos previstos para los proyectores. Los equipos de sonido «probablemente» irán junto con los proyectores y aún está por definir dónde se instalarán las butacas que esta semana se han cargado en enormes contenedores que han tenido que trabajar de noche.

El responsable de la ONGD explicó que han recibido correos electrónicos de diferentes países saludando la iniciativa y avanzó que «cuando lleguen va a haber una expectación enorme. Aquí poca gente se ha acercado a ver cómo desaparecen las salas de cine pero, comparado con lo que va a haber en Cuba, no tiene nada que ver». Resaltó que las salas en Cuba están abarrotadas y añadió, al respecto, que el público cubano es muy amante de su cine.