«Las abuelas por parte materna son las preferidas de los nietos, pero por decisión de las madres»
Profesora de Sicología social de la Univerdidad de Valencia, es una veterana experta en envejecimiento activo y en las relaciones intergeneracionales. Ha estado en Bilbo para hablar de las relaciones entre abuelos y nietos, invitada por la asociación de mayores Hartu-emanak.
Joseba VIVANCO | BILBO
Cuenta, en primera persona, que antes de dar a luz su madre, profesora a punto de jubilarse, le advirtió: «Yo no voy a cuidar a tu hijo; si me necesitas para momentos puntuales, ahí estaré, pero no para cuidarle todo el día. Me jubilo y quiero hacer muchas cosas».
Sacramento Pinazo, experta en relaciones intergeneracionales y profesora de Sicología Social, asume que para mucha gente, muchos abuelos y abuelas, esta postura puede pecar de egoísta. Sin embargo, es tan respetable, entiende, como la de «la futura abuela que le dice a su hijo o hija que tenga descendencia si quiere, que ella está dispuesta a cuidar de esos niños que vengan». Es más, abuelos y abuelas de hoy, `condenados' en demasiados casos a hacerse cargo de sus nietos, observan con envidia esa postura `egoísta'.
Los llaman abuelos-canguro, abuelos-cuidanietos, hasta ha nacido ya un nuevo síndrome como es el de la abuela-esclava. ``La relación abuelos-nietos: ¿Cuidar, criar, apoyar?'' es el título de la conferencia impartida por esta profesora con más de quince años de investigación en este campo de la intergeneracionalidad. «Lo que queremos observar es si es más lo malo o es más lo bueno de tener que cuidar a los nietos», anticipa.
En EEUU, comenta esta experta, lo llaman el «rol sin rol», o lo que es lo mismo, los abuelos y abuelas han sido empujados a hacer de padres, de maestros, «pero en realidad no lo son; hacen cosas de padres y maestros, pero su papel no está claro». Pinazo rechaza, por ejemplo, el «mal uso del término abuelo», por estar ligado a personas por encima de los 65 años, «que ya no valen». En cambio, propugna, «ser abuelo es una segunda oportunidad para la paternidad, sobre todo en el caso de los hombres, que muchos se la perdieron. `Hago con mi nieto cosas que nunca pude hacer con mis hijos', dicen algunos».
Una segunda oportunidad cargada, además, de una dilatada experiencia sobre la vida. Dice un proverbio africano que la vida de un individuo no está completa si no tiene abuelo. Por eso, su presencia en la vida de sus nietos es un aporte cuyo valor muchas veces se pasa por alto. «Los nietos suelen decir que aprenden muchos valores de sus abuelos», apunta Pinazo.
Por ejemplo, los estudios señalan que una de las actividades que los abuelos realizan más frecuentemente con sus nietos es hablar. De sus respectivas vidas, del colegio, de deportes, de los amigos. «Las conversaciones con los abuelos se dan en una atmósfera de paz, entendimiento, escucha activa y tolerancia, algo que no siempre ocurre con los padres», considera Pinazo.
Parece evidente la necesidad de formar parte activa de esas pequeñas vidas, pero el problema viene a la hora de establecer en qué medida y cómo. Esta profesora valenciana apuesta por ello, «pero sin pasarse, porque en el punto medio está la virtud». A su juicio, «los abuelos requieren seguridad en sí mismos para ejercer con naturalidad su función de cuidadores, y, para ello, se hace necesario el diálogo con sus hijos». Para ella es clave. «La relación que yo tenga con mis nietos, dependerá mucho de la relación que yo tenga previamente con mis hijos, osea, sus padres». Diálogo y establecimiento de unas reglas, sostiene.
Esa buena relación con los nietos dependerá también de muchos factores, como la edad de los abuelos, el género, su salud, la distancia de residencia..; y -llama la atención esta experta- el linaje. «Todos los estudios revelan que los nietos prefieren más a sus abuelas por parte materna. Éstas ganan por goleada en el ránking de preferencia de los nietos, seguidas de los abuelos por parte materna, la abuela por parte paterna y, el último, el abuelo por parte paterna. Y tiene su sentido: las mujeres tendemos a ir más a casa de nuestras madres. Al final, los abuelos maternos están más implicados en la crianza del nieto, pero sobre todo por decisión de las madres», explica.
Canguros o cuidanietos, su papel es fundamental hoy para conciliar la vida familiar y laboral. Pero Pinazo reflexiona: «¿Corresponden luego los hijos con el sacrificio que hacen los abuelos con sus nietos?».
«Para los abuelos los nietos son una segunda oportunidad para la paternidad, pero como en todo, la virtud está en el punto intermedio»