La Real certificó anoche la permanencia y desde hoy toca sacar conclusiones de lo sucedido para empezar a tomar decisiones. Tiempo habrá para analizar más detenidamente los problemas y las virtudes de la Real en su vuelta a Primera, pero lo más reseñable es que once equipos llegaron a la penúltima jornada con riesgo de descender, varios con presupuestos mucho más importantes, y que la suerte de todos ha estado marcada por el calendario. La Real no ha tenido suerte, nadie le ha regalado nada, y con 44 puntos tuvo que jugarse la salvación en la última jornada. El equipo ha estado donde le podía corresponder en teoría en su vuelta a Primera, pero en la práctica ha demostrado más calidad ofensiva de lo que se esperaba y menos fortaleza defensiva de lo deseado, sobre todo fuera de casa. Eso unido a la baja de Llorente condenó a sufrir hasta la última jornada, pero lo importante es que se consiguió el objetivo.

A partir de ahí, desde hoy toca empezar a concretar la planificación para la próxima temporada. La primera decisión importante es definir si el Consejo quiere que Martín Lasarte cumpla el año de contrato que tiene firmado o si prefiere llegar a un acuerdo para su rescisión. Esta situación demuestra que renovar a un entrenador sin saber cómo va a responder en Primera o hacerles contratos de dos años muchas veces sólo implica un coste para el club. La confianza mutua entre el entrenador y la dirección deportiva y el Consejo ha mermado con el paso del tiempo y, si hay dudas, lo mejor para todos es poner final a una etapa y abrir otra. Lasarte ha cumplido los objetivos deportivos marcados en las dos temporadas que ha dirigido a la Real al lograr el ascenso y mantener al equipo en Primera, pero el final no ha sido bueno y se ha desgastado su figura porque no ha sido capaz de encontrar soluciones a los problemas que trasmitía el equipo en defensa y fuera de casa. Es un buen motivador, ha sabido llevar bien al grupo, pero tácticamente no ha encontrado respuestas y no ha sabido utilizar la plantilla. Se ha basado en un grupo muy reducido de jugadores, que han acabado fundidos en muchos casos, y su continuidad implicaría realizar muchos fichajes sin que la Real tenga dinero para ello. Es mejor fichar un entrenador que confíe más en lo que hay en el club ahora que media docena de jugadores. Lasarte no ha cumplido con el objetivo estratégico de apostar por la cantera, ha demostrado ser un técnico que prefiere jugar con hombres de experiencia que están mal que dar opciones a los jóvenes, aunque respondan bien, y eso implica que la Real debe cambiar de política deportiva o de entrenador.