La ofensiva militar de Jartum reaviva el temor a otra guerra civil en Sudán
El Ejército sudanés ha tomado el control del disputado enclave de Abyei, ofensiva que ha sido calificada por Sudán del Sur como una flagrante violación de los acuerdos de paz de 2005. El conflicto, irresuelto a menos de dos meses de que los sudistas proclamen su independencia, amenaza con mandar al traste todo el proceso político. Occidente exige la retirada a Jartum, que insiste en forzar con su presencia militar un nuevo acuerdo sobre la región.
Peter MARTELL (AFP) | JUBA
El Gobierno de Sudán del Sur denunció la «invasión ilegal» por parte del Ejército nordista del disputado enclave de Abyei, donde los combates de los últimos días han reavivado el fantasma de la guerra civil.
Miles de civiles huían de la zona, cuyo control tomaron las tropas del Ejército de Jartum el sábado tras duros combates. Médicos Sin Fronteras (MSF), que tuvo que cerrar su clínica en la localidad, aseguró que «toda la población ha huido».
Desde Juba, capital de Sudán del Sur -que tiene previsto proclamar su independencia en julio tras el referéndum celebrado a principios de año-, el ministro de Información, Barnaba Marial Benjamin, denunció una «invasión ilegal que viola todos los acuerdos de paz y pone en peligro la vida de miles de civiles».
«Los nordistas están dispuestos a llegar a las manos pero nosotros no podemos aceptar que arrastren al pueblo sudanés a su locura», declaró, pese a lo que insistió en que Sudán del Sur seguiría, en todo caso, comprometido en el acuerdo de paz que puso punto final a la guerra civil en 2005.
El portavoz del Ejército sudista (SPLA), Philip Aguer, evocó combates «muy duros» con «bombardeos indiscriminados». Anunció, empero, que no tienen previsto ningún contraataque inmediato, para precisar que, en todo caso, la decisión competería al Gobierno de Juba.
Forzar un nuevo acuerdo
Desde Jartum, el ministro de Estado de la Presidenca, Amin Hassan Omer, confirmó que el Ejército sudanés controla la localidad de Abyei «y toda la zona al norte de la ribera» del Bahr-al-Arab, Kiir para los sudistas.
El portavoz del Gobierno sudanés aseguró que la ofensiva era indispensable tras acusar al Ejército sudista de intentar reforzar su presencia en Abyei en violación del acuerdo de paz (CPA) de 2005 y del protocolo que lleva el nombre del enclave, firmado en 2008.
«No permitiremos a nadie intentar imponer unilateralmente el futuro de Abyei (...) Somos un Gobierno responsable, no dejaremos a ninguna parte del territorio sudanés en un vacío de seguridad», señaló, para añadir que «las tropas de las SAF (Fuerzas Armadas de Sudán) permanecerán en Abyei hasta la conclusión de un nuevo acuerdo de seguridad».
«Estamos dispuestos a negociar para resolver el problema», añadió el ministro de Estado tras una reunión con una delegación de embajadores del Consejo de Seguridad de la ONU, de visita en Jartum desde el pasado sábado.
La agencia de prensa oficial Suna informó que el presidente sudanés, Omar el-Bechir, ordenó la disolución de la administración mixta local, constituida en el marco de los acuerdos de paz. El SPLA denunció que el administrador sudista de Abyei «es dado por desaparecido».
EEUU, Gran Bretaña y Estado francés se apresuraron a denunciar la ofensiva nordista y exigieron su retirada. La ONU instó a un cese de hostilidades.
Lucha por el acceso al agua, rivalidad tribal histórica, radicalización de las posiciones: la disputada región de Abyei tiene todos los ingredientes de un cocktail explosivo en la frontera entre Sudán del Norte y del Sur.
El acuerdo de paz que puso fin en 2005 a más de dos decenios de guerra civil preveía inicialmente la celebración simultánea de dos referendos en enero de 2011, uno sobre el futuro de Sudán del Sur, y otro sobre el alineamiento de Abyei.
Pero el referéndum sobre el futuro del enclave fue atrasado «sine die» después de que los otrora rebeldes del Movimiento Popular de Liberación de Sudán (SPLM) y la tribu Dinka Ngok, de un lado, y los árabes nómadas Misseriya y el unionista Partido del Congreso Nacional, de otro, no se pusieran de acuerdo sobre el censo.
Persisten además divergencias sobre la delimitación de la región. Una comisión puesta en marcha tras los acuerdos de paz no logró un consenso y, tras sangrientos combates en mayo de 2008, las dos partes llevaron su diferendo ante la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya.
Esta instancia redujo la región de Abyei a una zona de alrededor de 10.000 kilómetros cuadrados, habitada mayoritariamente por los Dinka, y dejó en manos del norte los pozos petroleros de Heglig.
El sur aceptó la decisión, rechazada por los Misseriya, tribu nómada nordista, y por Jartum, que dio marcha atrás tras una aceptación inicial.
Los nómadas migran cada año durante la estación seca en busca de pastos en la ribera del río. Al quedarse sin derecho a votar, temen perder el acceso al territorio. GARA