Que a estas alturas de la temporada se diga que el Red Bull de Sebastian Vettel es casi imbatible no es ninguna novedad. Mientras las demás escuderías se centran en mejorar sus monoplazas para acercarse a la marca de bebidas, el equipo austríaco sigue cosechando victorias. La última, ayer mismo, con un Vettel que logró la cuarta victoria de la temporada en las primeras cinco carreras disputadas hasta la fecha y que le vale para seguir afianzándose en la clasificación del Mundial de pilotos.

Pero los cambios llegan, y ya se están notando dentro de la pista, ya que el margen de superioridad parece reducirse según lo visto en el circuito de Catalunya. La tranquilidad con la que Vettel había finalizado los grandes premios anteriores parece estar desapareciendo. La causa principal no es otra que el gran pilotaje de Lewis Hamilton. El británico de McLaren ya lo demostró en el Gran Premio de China hace dos carreras, logrando una increíble victoria. Y ayer a punto estuvo de dar alcance al alemán en las últimas vueltas. El dato está ahí: el campeón mundial de 2008 entró a tan sólo 630 milésimas de distancia de Sebastian Vettel.

La superioridad de ambos en Montmeló no finaliza ahí, porque Jenson Button (McLaren), tercero, cruzó la línea de meta 35 segundos después de los dos primeros; Mark Webber, cuarto, llegó a 47 segundos y el quinto clasificado, Fernando Alonso, fue doblado por Vettel y Hamilton a falta de dos vueltas.

Una salida espectacular

Fue precisamente el asturiano el gran protagonista del comienzo de la carrera. Saliendo desde la segunda fila, en la cuarta posición, logró colocarse líder en la primera curva. Nada más ponerse el semáforo en verde superó a Hamilton para después engancharse al alerón de Vettel y adelantarlo después de tres cambios de trayectoria del alemán. El de Ferrari se situó a la altura de Webber y antes de la primera curva ya comandaba la carrera. Sin duda, se aventuraba un gran espectáculo si todo iba a seguir el mismo rumbo inicial.

Alonso comenzó a tirar, pero no lograba descolgar a Vettel, que había pasado a su compañero de equipo. Hubo que esperar hasta la primera entrada a boxes para presenciar un nuevo momento de tensión. Fue en la novena vuelta de las 66 que constaba el Gran Premio, cuando el piloto alemán entró para cambiar neumáticos.

Alonso calcó la estrategia del piloto de Red Bull, pero en la siguiente vuelta. El panorama no cambió en absoluto, ya que el asturiano volvió a pista de nuevo por delante de Vettel.

La cosa iba de maravilla para el de Ferrari hasta que en la vuelta 19, en la que se detuvo para montar el primer juego de neumáticos duros, comenzó a hundirse. A partir de ahí, el asturiano tuvo que luchar por la tercera posición con Webber. El espectáculo aumentó con varios adelantamientos entre ambos. Esa lucha hizo que Jenson Button se acercase a ellos de manera fulminante hasta el punto de que el británico se colocó en el tercer puesto hasta el final.

De nuevo sin KERS

En la cabeza de carrera, Vettel y Hamilton imponían un ritmo frenético. El alemán no podía utilizar el KERS para defenderse de los ataques del de McLaren. El británico pudo utilizar ese sistema e incluso el alerón móvil (DRS) para intentar adelantar a su rival, pero era incapaz de emparejarse con él.

El piloto de Red Bull templó los nervios y logró cruzar la línea de meta en primera posición en el mismo momento que saludó a sus mecánicos e ingenieros. Una felicitación que no pudo recibir el piloto de casa, Jaime Alguersuari (Toro Rosso), que sólo pudo ser decimosexto por culpa del exceso de degradación de sus neumáticos.