Carlos GIL Analista cultural
Buen gusto
Distinción, procedencia, protocolo. La educación artís- tica conforma una estética del poder al servicio del mercado de ocasión. El buen gusto. El abracadabra que mueve la piedra de la cueva es un certificado de origen oscurecido por los sellos administrativos. Me disgusta. No hay palestra que se coloree con las anilinas de la sensatez. La imaginación anida desnuda en los amaneceres del conocimiento, mucho antes del credo. Cuando las vísceras se aflojan el ventrículo recita un himno ágrafo. El gusto no puede ser una condena perpetua, ni un salvoconducto para atravesar los campos minados de la estulticia cultural.
Me gustas cuando gritas porque estás como presente. Los acordes se encadenan con silencios ruidosos. Abres los ojos y la luz te ciega. El tesón afina el acordeón. Le di una patada a la luna y me corté. Entonces escuché un murmullo de hormigas que cantaban el alirón. Me gusta el amarillo cuando llueve. El verde para merendar. Escaleras de caracol llevan despacio al espacio del corazón donde Julieta riega unas gardenias para ti. Se levanta un torbellino que esculpe en grises plateados sobre las oscuras golondrinas: cursi. No llores niña, contra gustos no hay disputas.
Tres por cuatro, ritmo sincopado. Dos por tres, el mundo revés. Me visto por la cabeza, me calzo por los pies. Albaricoque no es sinónimo de sinécdoque. Un gato aspira a ser sardina. En la fábrica de palomitas exhiben cine en sesión continua. Hay días que cuando me miras consigo controlar el arrebato. El gusto es mío cuando me susurras en verso la lista de la compra. Insistes en llamarle amor. sûr!