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ELECCIONES EN EUSKAL HERRIA

EA hizo un apuesta de alto riesgo y ha ganado

Iñaki IRIONDO

Eusko Alkartasuna ha arriesgado muchísimo con la apuesta de Bildu. También Alternatiba se la ha jugado, pero EA no sólo exponía su sigla, sino también su historia.

A la hora de describir la trayectoria de EA en los últimos años suelen cometerse no pocas injusticias. Abundan los comentarios que presentan la apuesta de este partido por la unión de fuerzas abertzales y de izquierdas como fruto de su debilidad tras los últimos comicios autonómicos en la CAV; intentan venderla como la tabla de salvación a la que se aferra el náufrago a punto de ahogarse. Pero ese análisis no se corresponde con los hechos, es contradictorio con el repaso a la hemeroteca.

En otoño de 2008, EA se vio profundamente decepcionada por la falta de respuesta práctica de Juan José Ibarretxe y su partido a la prohibición de la consulta, y entendió que en coalición con el PNV nunca llegaría más allá del testimonialismo en la apuesta por la soberanía. A los desmemoriados habrá que recordarles que el 10 de noviembre de 2008 EA decidió concurrir a en solitario a las elecciones autonómicas, y que dos días después este partido y la izquierda abertzale coincidían en la necesidad de hacer un trabajo en común en la construcción de un «polo soberanista».

EA dejó la cálida compañía del PNV y, al final, concurrió en solitario a aquellas elecciones, enfrentada a quien durante las anteriores legislaturas había sido su propio candidato, Juan José Ibarretxe. Y el resultado fue desastroso.

Pero lejos de escuchar los cantos de sirena de, por ejemplo, el llamado «sector crítico guipuzcoano», EA decidió ahondar en su apuesta. La Ejecutiva Nacional encabezada por Unai Ziarreta dimitió por los malos resultados, pero el Congreso Extraordinario decidió seguir por la misma línea, con una dirección a cuyo frente situó caras nuevas, como la de Pello Urizar.

El trabajo en común con la izquierda abertzale primero, y con Alternatiba después, no fue, por tanto, un clavo ardiendo al que agarrarse, sino la continuidad del camino iniciado, a pesar de la mala experiencia de las autonómicas. Probablemente hubiera sido mucho más fácil tratar de volver a buscar abrigo al regazo del PNV.

En esta apuesta, y visto el comportamiento del Gobierno del PSOE, del PP y del Tribunal Supremo, EA se la ha jugado de verdad. Tras el veto a Sortu, las posibilidades de que Bildu fuera también ilegalizada eran muchas. La prohibición podría haber supuesto la total desaparición de un partido con veinticinco años de historia, la sigla creada por el lehendakari Carlos Garaikoetxea.

Sin la percha legal de EA y Alternatiba, Bildu no hubiera sido posible. Ahora la coalición es un caballo ganador, pero hace apenas veinte días era una sigla ilegal. Un dato muy a tener en cuenta.

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