Tras cinco días de actividad ininterrumpida, el volcán islandés Grismvoetn cesó ayer la expulsión de ceniza a la atmósfera, dando un respiro al tráfico aéreo europeo, en vilo toda la semana. Según señaló la Oficina Metereológica de Islandia, todo parecía indicar que la actividad del volcán estaba a punto de cesar, dado que ayer no mostró alteraciones reseñables durante todo el día. No obstante, la misma agencia subrayó que aún era pronto para determinar el final de la erupción.

De todos modos, la noticia supuso un gran alivio para las agencias metereológicas, y sobre todo, para las compañías de vuelos de Europa, que vieron afectado considerablemente su trabajo a consecuencia de la nube de cenizas. Escocia y el norte de Irlanda fueron los más perjudicados, al tener que cerrar sus aeropuertos desde que el volcán entrara en erupción el pasado sábado.

En la madrugada de ayer, sin embargo, fueron los aeropuertos de Bremen, Hannover y Hamburgo en Alemania los que tuvieron que cancelar sus vuelos, al encontrar una alta concentración de ceniza en sus cielos. Las restricciones afectaron directamente a 600 vuelos de unos 8.000 previstos inicialmente. Los aeródromos alemanes más grandes, Frankfurt y Munich, los que sirven de plataforma para Europa, no se vieron perjudicados. Las cancelaciones, aún y todo, duró unas pocas horas, ya que para el mediodía la Oficina Alemana de Seguridad Aérea levantó todas las restricciones en sus aeropuertos.

Eurocontrol confiaba en que para la madrugada de hoy la nube de cenizas se disipara, lo que daría por zanjado el problema en el tráfico aéreo europeo.

No obstante, se esperaba que las cenizas provocaran todavía algún que otro percance en Bélgica y el norte del Estado francés, zonas que la Comisión Europea calificó de «azules», por su bajo nivel de gravedad.

El más afectado, Islandia

El volcán Grismvoetn es uno de los más activos de Islandia; además, el hecho de que se encuentre debajo del glaciar Vatnajokull, el más grande del país, no hace más que agravar el impacto de sus erupciones.

La última erupción del Grismvoetn tuvo lugar en 2004, cuando el tráfico aéreo de Islandia se vió perjudicado durante varios días. En este caso, las perturbaciones han resultado menores en comparación con la situación vivida hace un año por la actividad del volcán Eyjafjallajokull, que provocó el cierre del espacio aéreo europeo y la cancelación de miles de vuelos.

Ha sido en las poblaciones cercanas al volcán donde han sufrido los mayores problemas. Los habitantes de la localidad de Kirkjubajarklaustur, a siete kilómetros del foco, han perdido gran parte de su ganado por culpa de la subida de la temperaturas y la inhalación de partículas tóxicas provenientes de la nube. Ayer, cinco días después de la erupción, los paisajes se mostraban cubiertos de una capa espesa de ceniza y los lagos no eran más que una masa de lodo y hollín.