La Unión Europea avaló ayer un programa de seguridad nuclear considerada como insuficiente por los ecologistas. Según el grupo de los Verdes en la Eurocámara, las pruebas previstas están «lejos de mantener el rigor necesario para evaluar correctamente la seguridad de los reactores y reducir al máximo el riesgo de accidentes».

Bruselas ha diseñado un plan cuya novedad es la creación de un equipo supranacional formado por siete expertos que tendrán como misión el realizar controles sobre el terreno; sin embargo, los ecologistas critican que, aunque los países miembro se hayan comprometido a llevar a cabo esas pruebas, el carácter de éstas no es vinculante.

Además, el programa tendrá en cuenta únicamente la preparación de las plantas nucleares en casos de catástrofes naturales, cuestiones técnicas o problemas de origen humano; mientras que en el plan de actuación no se comtemplan casos como eventuales ataques «terroristas», dado que no son considerados competencia de la UE, sino de sus estados miembros.

Bruselas no esperará para poner comenzar con el nuevo sistema, que tiene previsto poner en marcha a partir del 1 de junio.

Decisión de Suiza

El Consejo Federal de Suiza, por su parte, decidió ayer no prolongar la explotación de sus centrales nucleares, cuya fecha límite es el año 2034. La decisión se tomó después de barajar entre tres posibilidades que iban desde el desmantelamiento inmediato de las plantas hasta la prolongación de su abastecimiento.

El Gobierno optó finalmente por un término medio, sin apresurarse a cerrar las centrales, pero tampoco alargando su explotación. Por lo tanto, tampoco se contempla la posibilidad de contruir más plantas atómicas.

Suiza cuenta con cinco centrales: Beznau I cerraría en 2019; Beznau II y Muhleberg, en 2022; Gosgen, en 2029, y la última, Leibstadt, en 2034.