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La revuelta de la principal tribu de Yemen ocupa varios edificios públicos

La revuelta de la tribu Hashid, la más poderosa de Yemen, que lidera el jeque Sadeq al-Ahmar y apoya la rebelión contra el presidente, Ali Abdallah Saleh, se extiende por la capital del país, Sus seguidores lograron ocupar varios edificios públicos, como la agencia de noticias Saba y las aerolíneas Yemenia, y lanzaron un ataque sobre el Ministerio del Interior. Al menos se han producido 44 muertos desde el lunes.

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Los enfrentamientos entre las fuerzas del presidente Ali Abdallah Saleh y partidarios del jeque Sadek al Ahmar, el jefe tribal más poderoso de Yemen, que apoya a la oposición continuaban ayer en la capital de Yemen. Los combates han dejado al menos 44 muertos desde que se desencadenaron el lunes.

Ayer por la mañana aún se escuchaban intensos intercambios de disparos en el barrio Al-Hasaba, al norte de Sana'a. Las hostilidades habían cesado el martes por la noche tras un llamamiento de Saleh a sus tropas para mantener el alto el fuego y a los partidarios de Al-Ahmar para que se retiraran de los edificios públicos que habían ocupado.

Además de la agencia de noticias Saba, los hombres del jeque tomaron el control de la compañía aérea nacional Yemenia e intentaron ocupar la sede del Ministerio del Interior. «Hombres armados irrumpieron durante la noche en los locales de Saba y nos pidieron que nos fuéramos a casa», declaró un periodista de la agencia.

Las instalaciones bajo control de los partidarios de Al-Ahmar están situadas en el barrio al-Hasaba, donde se encuentra la residencia del jefe tribal. Los accesos al barrio estaban cerrados por bloques de piedra y neumáticos.

Los duros combates comenzaron el lunes, al día siguiente de que Saleh, a pesar de las presiones locales e internacionales, rechazara firmar el acuerdo de transición preparado por las monarquías del Golfo. El martes murieron 38 personas, 24 de ellas partidarias del jeque. Según el Ministerio de Defensa, 14 soldados fallecieron y otros están desaparecidos. Cuatro obuses cayeron cerca del Ministerio del Interior, según testigos, mientras la residencia de Al-Ahmar fue dañada por un misil que causó varios muertos y heridos, según una fuente tribal.

Más tarde, fuerzas de la tribu Arhab, dirigida por el jeque Abdelmajid Zendani, se sumó a los enfrentamientos en la zona del aeropuerto, que tuvo que ser cerrado y sus vuelos desviados a Adén.

La tensión que se vive en Sana'a se produce en medio de las protestas políticas que comenzaron en Yemen a finales de enero, en las que se pide el final del régimen de Saleh. El presiente descartó ayer que estos choques armados puedan desembocar en un conflicto gene- ralizado, aunque acusó a la oposición de «planear una guerra civil».

Huida de la población

Decenas de habitantes de Al-Hasaba y de barrios colindantes han abandonado la zona huyendo de los enfrentamientos. Otros residentes han enviado a sus familias a zonas rurales por miedo a que se extiendan los combates. Junto a un minibús en el que enviaba a su familia al sur, Ali Al-Jabri explicaba a AFP que «además de la inseguridad, nuestras familias sufren cortes de electricidad, agua corriente y gas. La situación empeoró al comienzo de la semana».

El miedo se expande en la capital. En la plaza del Cambio, epicentro de las protestas, los opositores que acampan desde finales de febrero han visto su número reducido a unos 3.000, la mitad de los iniciales. «Algunos son partidarios de defender al jeque Sadeq al-Ahmar», indicó Hachem Soufi, miembro del comité organizador de la protesta. «Otros temen un ataque contra el lugar», señaló Wassim al-Qirchi, aunque subrayó su intención de permanecer allí.

La población huye sobre todo hacia el sur. En el norte se encontraban con la Guardia Republicana, que les advertía de que si salían de la capital no podrían volver a entrar. La región situada al norte de Sana'a es un feudo de las tribus de Hashid, fuertemente armadas.

Saleh opta por el caos para eludir la dimisión y apagar las protestas

El presidente yemení, Ali Abdallah Saleh, ha elegido la huida hacia adelante provocando los combates con la tribu más poderosa del país con la esperanza de debilitar así las protestas en su contra, según analistas que temen la reproducción de «un escenario libio». «Ante el bloqueo que él mismo ha creado, Saleh ha optado por la estrategia del caos», afirma Frank Mermier, experto en el país del centro de investigación CNRS. «O bien el presidente ha decidido desencadenar la guerra civil o bien ha provocado los enfrentamientos para que intervenga Arabia Saudí», señala Mermier, recordando los vínculos entre el reino wahabí y las tribus Hashid.

En su opinión, Saleh podría forzar al Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que lidera Arabia Saudí, «a lanzar una nueva mediación con un plan modificado a su favor».

El plan que ha presentado hasta ahora el CCG prevé su dimisión en el plazo de un mes y la formación de un Gobierno con la oposición. Saleh ha amagado con firmarlo y lo ha rechazado en tres ocasiones. «Con la violencia, Saleh quiere también marginar el movimiento de oposición pacífica», añade Mermier, según el cual, el presidente «no tiene más cartas en la mano».

Farès al-Saqqaf, presidente del centro de estudios sobre el futuro de Sana'a, cree también que los combates suponen «una huida hacia adelante del presidente que quiere cambiar las cartas y no dimitir. Parece que quiere provocar una guerra civil, implicando en los combates a las fuerzas disidentes del Ejército», en referencia a las tropas del general Ali Mohsen al-Ahmar, que controla una parte de la capital. GARA

OBAMA

Durante su visita a Londres, el presidente de EEUU, Barack Obama, apeló a Ali Abdallah Saleh a ceder el poder «inmediatamente». Asimismo, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon pidió el fin de los enfrentamientos.

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