Aritz Aduriz enseñó el camino de la victoria a la selección vasca en el partido que le enfrentó anoche a Estonia en Tallín. El jugador donostiarra, cuya vuelta a la tricolor fue una noticia fabulosa para que el potencial del equipo no se resintiera en demasía, demostró con sus dos goles que, con jugadores como él, el combinado vasco tiene potencial suficiente como para plantar cara a cualquier equipo del continente. Claro está, también jugando como visitante.

Porque la de ayer fue la tercera salida de la selección en la era moderna, y los tres se han saldado con resultado positivo. Empató en Barcelona ante Catalunya, ganó en su viaje a Venezuela, y a Estonia, que lucha por ser segunda en su grupo de clasificación para la Eurocopa del próximo año, también le pudo derrotar, no sin problemas.

Una victoria especialmente satisfactoria para Javier Irureta, que ayer debutaba como seleccionador en sustitución de José Ángel Iribar, pero también para Mikel Etxarri, que una vez más se ha destapado como uno de los elementos indispensables de esta selección con su profesionalidad y su excelente trabajo analizando un rival no muy conocido por nuestros lares.

Tridente peligroso

Los vascos entraron bien en el partido. Con la clara consigna de Irureta para que los suyos intentarán tocar el balón desde atrás, la tricolor dominó los primeros minutos del partido y la primera ocasión clara no tardó en llegar. A los ocho minutos, Aritz Aduriz cruzaba el esférico al poste tras un buen pase en largo de Ion Ansotegi, curiosamente el primero del encuentro que alargaba de esa manera.

Pero Estonia tenía la lección bien aprendida, y tras salvar la primera embestida comenzó a desarrollar su acertado plan. Bien colocados atrás y mostrando una dureza poco habitual tratándose de un amistoso, los locales firmaron sus primeras jugadas de peligro, como el lanzamiento lejano del capitán Vassiljev, que a punto estuvo de sorprender a Gorka Iraizoz.

La línea de tres formada por Zenjov por la derecha, el propio Vassiljev por el centro y Kink en la izquierda demostró calidad suficiente como para crear problemas a cualquiera. Si le añadimos la presencia de Ahjupera en punta -un auténtico tanque de la vieja escuela-, el resultado fue un equipo que pasó a dominar a partir de los 15 minutos.

De hecho, el impresionante zurdazo de Tarmo Kink al larguero en el minuto 33 y el paradón de Iraizoz al central Barengrub en el área pequeña en el 42 dejaron claro que el empate no era para nada un mal resultado para los nuestros en la retirada a vestuarios.

Y se abrió la lata

Pero todas las oportunidades marradas en la primera mitad se convirtieron en goles en la segunda parte, con actuación estelar de Aritz Aduriz. El donostiarra adelantaba a los visitantes a los cinco minutos de la reanudación con un típico gol suyo de cabeza, adelantándose a Barengrub tras centro por la derecha de Xabi Prieto.

Pero la alegría no duró todo lo deseable, ya que Tarmo Kink, otra vez desde el área, soltaba un zurdazo que se coló por la escuadra sin que Gorka Iraizoz pudiera hacer nada para evitarlo. Los ruidosos seguidores locales se venían arriba y la cosa se volvía a complicar para los hombres de Irureta y Etxarri.

Lo que son las cosas, el festival había comenzado y no pensaba terminar todavía. Apenas cinco minutos después, Xabi Prieto sacaba un córner para que Aduriz marcara con la testa su quinto gol con la selección, colocándose a sólo uno de Julen Guerrero, el máximo artillero histórico de la tricolor -en la citada era moderna-.

A partir de entonces, y coincidiendo con el habitual carrusel de cambios, poco o nada se jugó al fútbol, y los vascos sellaron otro triunfo en su casillero.