Semana determinante para aclarar los gobiernos de las instituciones
La semana que hoy comienza se presenta crucial para aclarar posibles pactos y los futuros gobiernos de ayuntamientos y diputaciones, especialmente en los casos de Araba y Gipuzkoa, así como del Gobierno navarro. Bildu inicia una ronda de conversaciones en Gipuzkoa con PNV, PSE y Aralar -PP ha rechazado reunirse- mientras los jeltzales prosiguen con los contactos emprendidos la semana pasada. El abanico de combinaciones permanece abierto.
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Tras una semana en que triunfadores y perdedores en las urnas han debido analizar los resultados que deparó el 22-M y perfilar posibles estrategias, nos adentramos en otra que parece que será clave para aclarar las alianzas, especialmente por parte del PNV, que hasta ahora parece haberse movido muy cómodo en el terreno de la ambigüedad. PSE y PP en los últimso días han lanzado varios envidos a los jeltzales.
Ayer fue domingo de entrevistas. Iñigo Urkullu utilizó ``El Correo'' y ``Deia'' para volver a insistir en la pretensión de su partido de gobernar en las instituciones, bien desde los gobiernos o desde la oposición. El político de Alonsotegi valoró en sus declaraciones que la izquierda abertzale «pretende liderar el nacionalismo vasco y superar al PNV», al tiempo que sostuvo que no es «ingobernable» un país en el que el PSE dirija Lakua, su partido la Diputación vizcaina, el PP la alavesa y Bildu la guipuzcoana. Urkullu apuntó, en cualquier caso, que desconoce si ésa será la fotografía final.
«El PNV hará un ejercicio de responsabilidad en base al programa y a nuestro proyecto. Eso se hace estando en el Gobierno y en la oposición. Ya en relación al Ejecutivo vasco dije aquello de gobernar desde la oposición. No creo que el país sea ingobernable porque sea una formación la que esté en el Gobierno y otras en la oposición. El PNV tiene un programa, una concepción de Euskadi, una manera de hacer política, no en base a frentes, sino como eje central. La estabilidad institucional está garantizada», aseveró.
En este sentido, insistió en el concepto de «gobernar desde la oposición», con el que se ha referido antes al Ejecutivo autonómico, y señaló que el PNV «no renuncia a la gobernabilidad de las instituciones» ni a gobernarlas. A su juicio, «quizá muchos electores han votado a Bildu por castigo a otros partidos, por empatía o como premio a una década de victimismo o para que la apuesta por las vías políticas sea definitiva», pero precisó que «eso no tiene nada que ver con votar por un programa».
En cuanto a la posibilidad de que el PNV pueda gobernar con el PSE, Urkullu señaló que siempre ha abogado «por la ruptura de las políticas frentistas, por la capacidad de entendernos entre diferentes». Por ello, subrayó que no hará «una política `anti' ni `en contra de'», sino que intentará «abrir un nuevo tiempo político en pacificación, en normalización, en las aspiraciones de autogobierno, pero también dando respuesta a las necesidades del presente y solucionando los problemas».
«No auguro nada hasta no sentarme esta semana con las formaciones políticas. El PNV no renuncia a la gobernabilidad, el PNV no renuncia a la gobernación, el PNV no va a hacer una política de frentes ni antinada, sino en favor de ese nuevo tiempo», añadió.
Sobre Bildu precisó que «es una formación legal» y recordó que la coalición soberanista y de izquierda «dice que las bases del PNV no entenderían que ellos no gobernaran en Gipuzkoa, pero, a la vez, nos da los votos gratis para que no gobierne el PP en Araba». «Es una política en contra. No voy a jugar a eso. Yo digo, ni una ni otra. El PNV no va hacer política en contra de nadie. Aun respetando el mejor derecho para iniciar las conversaciones de la lista más votada, no renuncio a la gobernabilidad porque quiero contrastar los programas», manifestó.
De esta forma, aseguró que él irá con su programa y destacó que «es mucho mejor que el del resto, e incluso es aceptado por otras formaciones políticas». «No voy a renunciar a otras opciones», indicó. Urkullu afirmó que no tiene miedo a «alimentar el victimismo» de Bildu si no le deja gobernar en Gipuzkoa.
Ares responde a Urkullu
El líder jeltzale, por otra parte, había pedido la dimisión de Patxi López tras los resultados electorales y la nula reacción autocrítica del lehendakari. Ayer, el consejero de Interior, Rodolfo Ares, respondió que «seguramente, lo que les preocupa a los dirigentes del PNV de este tema, no es sólo que el lehendakari ha asumido un liderazgo social en Euskadi, como lehendakari, sino que también ha asumido un protagonismo dentro del PSOE».
En una entrevista concedida a la Cadena Ser, Ares sostuvo que la preocupación de la formación jeltzale proviene de que «se está poniendo cada vez más de manifiesto que hay un lehendakari que está ofreciendo alternativas a los problemas que tiene la sociedad vasca, pero que, a la vez, tiene también capacidad, cuando es necesario, para hacer propuestas para el conjunto de la sociedad española».
El consejero de Interior tuvo que admitir que el PSE ha obtenido unos «malos resultados», aunque, quizá como consuelo, precisó que también el PNV «ha dejado de ser primera fuerza en 36 ayuntamientos, nada menos», en la CAV «Es verdad que no se puede valorar el respaldo que tiene Iñigo Urkullu porque no se presenta a las elecciones, pero, en todo caso, hay que decir que, desde que es presidente del PNV, el PNV ha perdido la presidencia del Gobierno vasco, no es primera fuerza en Gipuzkoa ni en Alava, y ha perdido 36 ayuntamientos de la Comunidad Autónoma Vasca», añadió.
Por ello, le emplazó a que «no dé lecciones a los demás», sino que «tendría que hacer autocrítica y analizar también los malos resultados que ha tenido el PNV» porque lo de Bildu «ha afectado a todos».
El secretario general del PSN, Roberto Jiménez, comenzará esta semana a reunirse con las agrupaciones locales para analizar los resultados electorales (perdió 23.000 votos) y dar una respuesta a la encrucijada planteada a la formación, sobre la que guarda un sepulcral silencio.
El PSN debe decidir si permite de nuevo que UPN dirija el Gobierno de Nafarroa y los principales ayuntamientos o si abre las puertas a un gobierno alternativo. Ambas opciones son malas para el PSN, puesto que su electorado no ve con buenos ojos que se convierta, como en 2017, en el báculo de UPN, y, por otro lado, un acuerdo con NaBai 2011, Bildu e I-E es complejo porque requiere el visto bueno de Ferraz, preocupada por evitar el descalabro de José Luis Rodríguez Zapatero. En este escenario, el PSOE no puede desairar a UPN, que cuenta con dos diputados en Madrid. Mientras, los medios derechistas siguen presionando al PSN y hablan incluso de Gobierno de coalición con Barcina. M.D.