«Mi protagonista rueda una escena porno disfrazado del kiliki Verrugas»
Acaba de publicar la novela «¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis!», que lleva por subtítulo «Memorias de una estrella del porno (amateur)». Patxi Irurzun es un maldito, un escritor que teje sus obras sobre lo duro, lo bruto y lo prohibido. Es el autor de libros de cuentos como «La polla más grande del mundo» y novelas como «Ciudad Retrete», y también de cuentos para niños. Ha recibido numerosos galardones.
Aritz INTXUSTA |
Irurzun llega al Café Iruña con una pegatina de Bob Esponja en una de sus muñecas. Se la ha pegado su hija en un descuido. Llega con el tiempo justo antes de recoger a su prole del colegio. Pese a ello, su faceta paternal ha domado (aún) al autor de «La polla más grande del mundo», que ahora fantasea con un barrendero de Iruñea metido a estrella del porno. Confiesa que estuvo a punto de emplear seudónimo.
Para ser el primer libro arrojadizo, ¿no cree que pesa poco?
Pero le basta para se trasgresor y molesto. La idea es que si te gusta lo lees y si no, pues lo tiras. Sí que se recomienda que, en caso de que lo tires, elijas bien a quién se lo lanzas.
El título homenajea a Janis Joplin, pero hay más música que sexo.
Aparece una filipina que se llama Janis, pero esto va de porno. Me gusta Janis Joplin, pero en la novela el importante es un barrendero iruindarra que, de repente, acaba siendo una estrella del porno. Hay muchas escenas en Iruñea, pero el protagonista acaba viajando por todo el mundo: Manila, México, Cuba... Janis es la chica que le introdujo en este cine. Pero, bueno, creo que la novela va más allá. El porno es la cáscara, la novela guarda otras cosas en el sótano. El tema del sexo me ha permitido combinar escenas muy explícitas con partes más literarias, porque el sexo tiene muchas facetas: pasión, fantasía, relaciones de poder y dominación, etc. Más allá de la temática, se trata de una novela gamberra, con humor, amor y un fuerte componente social.
Defina al personaje.
Es un descastado de la vida que empieza a dar tumbos para todos los lados. Al final se queda a gusto.
Y de Iruñea, además. ¿Es un toque de atención a esta ciudad tan puritana, donde la corrección lo impregna todo?
Hay algún sacrilegio con los símbolos de la ciudad. El protagonista rueda una escena con la careta del kiliki Verrugas...
¿El libro sirve como kamasutra navarro?
Hay escenas bastante burras de San Fermín. El protagonista sale vestido de pelotari, echando un mano a mano con otro frente a un muro de carne, y más.
La obra nació en un blog.
Sí, empecé con ella un blog en una época en la que no tenía demasiado tiempo para escribir. Al principio, casi por ir soltando la mano. Al final entraba bastante gente, me animaron y, al final, ha acabado en novela. El blog lo abrí para el libro «La polla más grande del mundo». ¡He llegado al medio millón de visitas! Pero creo que entra gente que va buscando otra cosa...
¿Por qué un barrendero?
Es que yo he sido barrendero. Es un curro fascinante. Al final, casi te conviertes en parte del mobiliario urbano. Pasan cosas curiosas. Por ejemplo, puedes ver cómo un personaje público o un político conservador sale completamente borracho de madrugada de un bar, etc. El barrendero está ahí, pero nadie se fija.
¿La novela utiliza el porno como gran metáfora o como reivindicación de una ciudad como Iruñea que ya es bastante grande y, en consecuencia, con un lado sórdido igual de grande?
Existirán submundos. Eso que dicen que aquí follar es pecado o milagro no es cierto. Aquí habrá gente que follará y mucho. Otros no follan tanto. La idea era usar el porno como vehículo para enganchar al lector, pero que quede el poso de lo que está por debajo. Hay un contexto social, una historia de amor y también es un libro de viajes.
¿Conoce esos lugares?
Sí, son partes del mundo donde yo también he estado por una cosa por otra. Escribí un libro sobre el basurero de Manila, conozco México DF, he viajado a Tailandia y escribí una guía de viajes sobre La Habana.
¿Y sus conocimientos del porno de dónde le vienen? Consumidor, practicante... ¿o de oídas?
Conozco un poco... No sé, pues como todos. ¿No?
A mí no me mire, yo soy el entrevistador.
Todo el mundo tiene esos secretillos. Pero bueno, yo soy completamente ajeno al mundo del porno. Esta es la historia de un flipado de la vida que se ha vuelto un poco loco por consumir tanto sexo.