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Sol echa raíces en los barrios, que quieren mantener vivo el 15 M

El movimiento del 15-M intenta descentralizar la actividad que se ha concentrado en la Puerta de Sol de Madrid, al margen de la continuidad de la acampada, sobre la que los «indignados» debatieron en asamblea durante toda la jornada de ayer.0

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Aritz INTXUSTA I

La asamblea general de ayer por la mañana en Madrid se convirtió en algo mastodóntico. La zona libre de la Plaza de Sol, la que se ha dejado libre de jaimas y de tiendas de campaña, volvió a congregar a miles de personas que, disciplinadamente, se sentaron para escuchar las conclusiones de las asambleas de los barrios. Sol intenta descentralizar el movimiento y crear nuevos focos de activismo que den continuidad al Movimiento 15-M independientemente de la acampada. La primera experiencia tuvo lugar ayer y cosechó un éxito notable, con decenas de miles de participantes. Más de cien plazas se convirtieron en ágoras donde se trazaron las líneas básicas de trabajo en cada barrio. La mayoría de las asambleas avanzaron poco en cuanto a la definición de objetivos, aunque algunos llegaron a fijarse por meta una tercera república. Sí que dieron pasos importantes de cara a estructurarse, fijando el primer esbozo de calendarios de trabajo. Muchos barrios, Aranjuez por ejemplo, dieron su apoyo a que el campamento de Sol continuara tal y como se encuentra ahora mismo. Apostaron por mantener la intensidad de la protesta, al menos, «hasta que se libere a todos los detenidos». Otros querían aguantar la protesta, pero consideraban que el plazo debería acotarse más, como en la ocasión anterior, cuando se amplió para una semana. Los barrios que se pronunciaban en favor de disolver la protesta de la Plaza del Sol, exigían al menos que quedara un retén. Irse sí, pero dejando rastro. Si en días anteriores, se palpaba en el ambiente el deseo de una buena parte de los indignados de darle un cierre digno a la protesta de Sol, los acontecimientos de Barcelona se dejaron notar en los discursos de ayer. De todos modos, muchos de los barrios no se sentían autorizados y remarcaron que la decisión compete sólo a los acampados.

Barcelona y La Bastilla

No sólo Barcelona ha supuesto un soplo de aire fresco y un impulso para los indignados de Madrid. La Bastilla se ha convertido en un nuevo pulmón. La mecha en el Estado francés prendió hace ya una semana y la sintonía entre movimientos se afianza cada día. A las 19.00, ambas plazas se conectaron en directo, para reforzar sus posturas.

La asamblea general se extendió horas, sin pausa para comer y a pesar de que el sol caía a plomo. Los paraguas que protegieron de la fina e intermitente lluvia con la que arrancó ayer la mañana en Madrid, se tornaron sombrillas conforme avanzaba el día. Había mucho por hacer. Las imágenes de Barcelona se han recibido con esperanza, pero también resultan un aviso contundente de lo que puede ocurrir en Sol. Conforme se alarga la acampada, que la Comunidad de Madrid pide desmantelar, aumentan las posibilidades de una intervención policial. A diferencia de lo ocurrido en Barcelona, donde cargaron los Mossos, en Madrid esta tarea recae en la policía española y, en último término, en el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba, que acaba de iniciarse como el gran candidato del PSOE. La acampada estará más débil a partir de hoy, pues entre semana la afluencia de gente no es tan importante. Por eso, la actividad de ayer debía ser intensa. Había que dejar todos los temas relativos a la estructura atados cuanto antes, aunque fuera a costa de restar urgencia a la redacción de un manifiesto unitario. En consecuencia, la asamblea fue pesada y casi burocrática, y la decisión de quedarse se dejó para el final.

Durante muchas horas, sólo tuvieron tiempo de abordar los informes y acuerdos de los distintos barrios. Eso sirvió para contrastar el apoyo con el que cuentan las nuevas iniciativas de movilización. En concreto, la propuesta de manifestación para el 19 de junio obtuvo un respaldo importante, aunque no se cerró del todo.

Los deseos de continuar son unánimes porque el movimiento mantiene ilusión y fuerza y, además, no ha conseguido todavía ningún cambio efectivo. Por ahora, la idea de protestas globales puntuales se perfilan como la vía para darle intensidad y ritmo al movimiento 15 M, además de mantener su carácter global y, a ser posible, su capacidad de contagio y de sumar nuevos focos de disidencia. De forma paralela, a través del trabajo en las asambleas de cada barrio, donde ya empiezan a surgir comisiones específicas dependientes de los problemas locales, se intentará tejer una telaraña que lo afiance en Madrid y en los alrededores. La asamblea que se celebra en Sol, ligada hasta ahora a la existencia de la zona de acampada, se antoja imprescindible todavía. Los barrios volvieron a legitimarla y también a mantenerla mediante convocatorias bisemanales.

En Bilbo, el movimiento no vio la necesidad de levantar por ahora la acampada en la plaza del Teatro Arriaga porque «todavía queda mucho trabajo por hacer».

Los indignados griegos se suman a la ocupación de plazas

Decenas de miles de personas, unas 40.000 según la policía de Atenas y el doble según los espacios en redes sociales, acudieron ayer a la plaza central de Atenas (Síntagma) al llamado de protestas paneuropeas. Cuatro horas después de la hora de la convocatoria, gente de todas las edades seguía llegando a la plaza. El tráfico se interrumpió temprano y los manifestantes salieron a las calles con pancartas con el lema principal es de «Que se vayan ya», en alusión a los políticos. Grecia ha vivido este años ya tres huelgas generales contra las medidas de ajuste impuestas por el FMI y la UE, y aceptadas por el Gobierno heleno. La concentración de la Bastilla, en París, que comenzó el 19 de mayo y reunió a un millar de jóvenes fue desalojada por la Policía. Poco antes de las 21.30 comenzaron a desmontar las tiendas de campaña y a rodear a los manifestantes para evacuarlos. GARA

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