Guzmán Ruiz Garro Consejero General en la Asamblea de BBK
Paralización inmediata de la fusión fría de las cajas
¿Van a seguir los Sres. Fernández, Iturbe y Carlos Zapatero ninguneando a quienes configuran nuevas mayorías y haciendo «arreglos» en secreto con el PNV, PSOE, PP, CCOO y otras opciones minoritarias para cargarse el carácter social de las cajas?
Paso a paso y en silencio, la fase de negociaciones para cerrar un acuerdo que conduzca a la llamada fusión fría de BBK, Kutxa y Vital avanza inexorablemente, si no lo impedimos, hacia la bancarización de estas entidades de ahorro y, de paso, a la desaparición de las ayudas, decenas de millones de euros, que destinan las tres cajas a Acción Social.
Un día de estos, basándose en los informes encargados a asesores nada independientes, denominados externos, nos dirán que lo que nos conviene es apoyar la propuesta de los presidentes de las cajas porque ahora toca «mejorar la eficiencia y reforzar la solvencia». Detrás de esta frase mentirosa, se esconden las tesis de unos dirigentes políticos y financieros neoliberales que, si dijesen en voz alta cuáles son sus verdaderos pensamientos, no dudarían en equiparar el actual modelo de cajas a una antigua e indómita reserva de indios americanos confinados por el estado para que pierdan su idiosincrasia (carácter social) hasta que la acción gubernamental haga «inevitable» su liquidación.
Y no estaría de más preguntarse, después de la convulsión política y el cambio en la relación de fuerzas que se ha producido en toda Euskal Herria este 22 de mayo de 2011, con quiénes piensan colocarnos su proyecto de conversión en fundaciones accionistas de bancos, condenadas a una disolución progresiva de su control.
Mentira cochina es también el mensaje de crear «bancos con alma de cajas». ¿Desde cuándo son conciliables los intereses de los banqueros y el reparto de dividendos con la Acción Social? Tampoco tiene peso el argumento de que los mercados internacionales rehuyen las estructuras complejas (léase cajas de ahorros) y son reacios a invertir en ellas si no optan por convertirse en la forma conocida de banco. ¿Para qué queremos que tengan presencia los inversores extranjeros en nuestro embrión de sistema financiero? Las cajas de ahorros, bien gestionadas, generan por sí mismas los suficientes recursos sin necesidad de ampliaciones de capital que impondrían rumbos nada sociales.
Y volviendo a la oportunidad de la consigna de este artículo, «paralización inmediata del proyecto de fusión fría» de las cajas vascongadas, habría que preguntarse con qué jeta van a llevar a las Asambleas programadas para septiembre los cambios estatutarios que, si se confirma los filtrado por la prensa, buscarían un difícil equilibrio entre el cambio de estatus jurídico actual por el de fundación y un esquema que permita desarrollar su objetivo a través de una entidad bancaria a la que aporta su negocio, siempre que tenga un 50% o más del capital de ese banco. Esto último supondría la integración de Kutxa y Vital y dejaría los tan traídos y llevados equilibrios territoriales en un chiste.
Así las cosas, conviene estar prevenidos porque afirmarán que los cambios no afectarán ni a los clientes ni a los trabajadores, y que la fusión fría se llevará a cabo para financiarse libremente en los mercados que reclaman estructuras societarias homologables a los bancos y que hay que anticiparse a las futuras normas internacionales de regulación del sector bancario, conocidas como Basilea III.
Insistimos: ni BBK, ni Kutxa, ni Vital, habida cuenta de que sus coeficientes de solvencia son los mejores del sector, corren ningún riesgo. La única fusión que nos haría más fuertes es la suma de cajas para hacer una caja, no un banco.
Finalmente, si la convulsión política habida ha barrido a Hamaikabat y al PSOE y ha mermado sustancialmente la influencia del PNV, y los resultados de las elecciones sindicales han fortalecido a LAB y ELA en toda Euskal Herria y, en particular, en nuestras cajas, ¿van a seguir los sres. Fernández, Iturbe y Carlos Zapatero ninguneando a quienes configuran nuevas mayorías y haciendo «arreglos» en secreto con PNV, PSOE, PP, CCOO y otras opciones minoritarias para cargarse el carácter social de las cajas? Esto sí que es poner en peligro un macroproyecto y no lo del puerto exterior de Pasaia, el TAV o las incineradoras.
Sin cajas de ahorros, sin una caja para toda Hego Euskal Herria, ni habrá sistema financiero propio ni independencia económica. Dejarnos arrastrar por la dinámica neoliberal no es la alternativa. Hacen falta muchos 15 M, liderados por la izquierda, para lograr una sociedad más igualitaria.
Opongámonos a la bancarización de las cajas si queremos que se sigan repartiendo dividendos sociales y si queremos que los ciento y pico millones destinados en el ejercicio anterior a la Obra Social no vayan a los bolsillos de los especuladores.