Cambio en los ayuntamientos vascos
Izagirre estrena con bertso y en la calle la primera gran alcaldía abertzale y de izquierdas
Ramón SOLA | DONOSTIA
Un relevo histórico se consumó ayer en Donostia. Eran las 10.03 de la mañana cuando Odón Elorza ponía la vara de mando en manos de Juan Karlos Izagirre. Con Bildu ha llegado la primera alcaldía de izquierdas y abertzale a una capital vasca en tres décadas. Esos dos ingredientes fueron remarcados por el nuevo primer edil cuando salió a la calle para abrazarse con varios cientos de personas reunidas tras una pancarta: ``Aldaketa iritsi da Donostiara''. Gritos de ``Independentzia'' y en favor de los presos sonaron fuerte.
No sólo fue un cambio de nombres y de siglas, también de estilo. Izagirre estrenó el cargo con un bertso y Bildu lo celebró después en la calle, con un sencillo barrikote en el puerto para todo el que quiso acudir. El nuevo alcalde fue recibido allí con felicitaciones y ánimos, pero sin grandes estridencias.
En el salón de plenos, el nuevo alcalde también había dejado su sello con un discurso de mano tendida, que contrastó totalmente con los de Ernesto Gasco (PSE) y Ramón Gómez (PP), «Tendremos que aunar esfuerzos en diversas ocasiones -admitió Izagirre-. Nosotros estamos dispuestos a trabajar conjuntamente y los votos que representáis van a tener sitio en la gobernabilidad de este ayuntamiento».
El PSE carga contra el PNV
El Pleno reflejó las tensiones internas del PSE, que no esperaba este resultado en Donostia. Elorza acudió finalmente al acto, con una camiseta en favor de la candidatura a capital europea, y puso buena cara al mal tiempo pero se marchó apresuradamente tras un acto del que había dicho días antes que «no pinto nada». Curiosamente, fue Izagirre el primero que se acercó a estrecharle la mano al llegar, después de que Elorza le haya ofrecido por carta su ayuda para el traspaso de poderes.
El que ha sido alcalde durante dos décadas seguidas recibió saludos afectuosos de sus concejales más próximos, como Denis Itxaso y Enrique Ramos, pero no ocurrió lo mismo con Ernesto Gasco, pese a que en su discurso éste le dedicó dos veces la etiqueta de «excelente alcalde».
Gasco había sido introducido a última hora por el PSE, sacrificando a Elorza y sacando de la lista a dos electos má´s, para tratar de buscar el apoyo de PP y PNV, pero la jugada no sirvió de nada. Quizás por eso, en su discurso el candidato frustrado del PSE cargó muy duramente contra el PNV, al que acusó de haber echado todo por tierra y de «no importarle Donostia. Si hubiera sido en Bilbao...», añadió.
También incidió Gasco en que Bildu está en clara minoría y que a consecuencia de ello la capital guipuzcoana se puede «paralizar».
Gómez (PP) hizo otro tanto. Renunciar a presentar su candidatura a la Alcaldía para votar a Gasco fue irrelevante, porque éste se quedó en trece votos (siete del PSOE y seis del PP), uno menos de la mayoría absoluta preceptiva para desbancar a Izagirre. En un discurso clonado al de Gasco, cargó las tintas en el PNV e introdujo previsiones catastrofistas sobre la situación futura de Donostia.
En una intervención mucho más constructiva, el jeltzale Eneko Goia evitó entrar en polémicas directas con PP y PSE, pero sí les hizo ver que «el tiempo de los frentes ha terminado. Hoy hemos visto en este Pleno la última escenificación de ese frente del PP-PSE», afirmó en relación a la suma de votos entre ambos. Mostró la disposición de su grupo a trabajar con Bildu. Todo le hará falta a Izagirre, cuya hoja de ruta pasa por ir buscando acuerdos con unos y otros para sacar adelante los asuntos municipales.
El nuevo alcalde fue interpelado, como se preveía, para que se posicionara contra ETA. «Aquí y ahora», le dijeron en tono imperativo los portavoces de PSE y PP. Frente a ello, Izagirre recalcó de nuevo que convertirá al Ayuntamiento de Donostia en un agente de primer orden por la paz y la normalización, pidió el cese de «todas las expresiones de violencia» -incluidas amenazas, detenciones y torturas-, y demandó la legalización de Sortu y medidas en favor de los presos y todas las víctimas. Empieza otra era en Donostia.