Crónica | Voces de refugiados palestinos
«No me hago ilusiones, los países árabes nunca nos han ayudado en serio»
La refugiada palestina Laila Jaber no quiere hacerse ilusiones con las revueltas en los países árabes. Décadas de decepciones le llevan a desconfiar de unos estados que «nunca nos han ayudado en serio». Se muestra más optimista con el acuerdo de reconciliación entre Hamas y Al fatah, e insiste en la necesidad del boicot a Israel para parar la «limpieza étnica».
Pablo RUIZ DE ARETXABALETA
Soldados israelíes disparan sobre agricultores y pescadores palestinos mientras pescan o recogen sus hortalizas y sobre sus «escudos humanos» europeos. Vittorio Arrigoni, el activista italiano que trabajó desde Gaza en la solidaridad con el pueblo palestino -y que fue secuestrado y murió a manos de un grupo salafista- explica la situación de la población asediada por Israel.
Es la introducción, a través de un vídeo, de Laila Jaber, una refugiada palestina que, invitada por Askapena, explicó en Gasteiz la situación de su pueblo que vive «una limpieza étnica, con matanzas y torturas, desde 1948 hasta ahora». «Ser refugiado es una de las peores cosas que le pueden pasar a una persona», explica. Recuerda que los palestinos expulsados de sus casas en 1948 no tienen derecho a volver a su tierra, «no puedes entrar en tu casa porque la ocupa una familia sionista a la que no le falta de nada, mientras vives en campos de refugiados y sólo puedes sobrevivir».
Limpieza étnica
Jaber subraya el derecho de los refugiados palestinos a volver a su tierra, tal y como lo recuerdan en el día de la Nakba (desastre), un acontecimiento que califica como «limpieza étnica».
Intenta volver cada año en esa conmemoración, algo cada vez más difícil y que depende de si puede pasar del puesto de control israelí tras seis o siete horas de interrogatorio. En cualquier caso, señala que hay que mantener viva la memoria porque «Israel niega la matanza, dice que los palestinos se marcharon por propia voluntad».
Esta joven refugiada, que reside en Italia, recuerda también la jornada de la Naksa (derrota de 1967), en cuya conmemoración este año Israel mató a 23 personas e hirió a más de 200 en los Altos del Golán. «Han culpado a Siria y a los palestinos de terroristas. Dicen que ellos dispararon para defenderse de manifestantes pacíficos», denuncia.
Pero sus críticas también se dirigen hacia Siria, por no haber tenido el coraje de denunciar la matanza con más contundencia. En realidad, esta joven palestina refleja la desconfianza hacia los estados árabes.
«Espero que la primavera árabe pueda traer algo positivo, pero no tengo ganas de hacerme ilusiones. Hasta ahora los palestinos hemos vivido de esperanzas y promesas. Nunca las hemos visto realizadas. Cada país ha mirado por su interés, pero nunca han ayudado en serio. Ni Egipto, ni Líbano, ni Siria», critica, aunque deja ver cierta esperanza ante las revueltas árabes y por el envío de la Flotilla de la Libertad que partirá con 15 barcos a finales de mes con ayuda humanitaria hacia Gaza.
Uno de los recientes cambios, la reciente apertura del paso de Rafah entre Gaza y Egipto, se ha convertido rápidamente en motivo de otra decepción. «No es verdad que tenga horarios. He llamado a un amigo en Gaza y me ha dicho que está cerrado completamente hace días. La ayuda humanitaria no puede llegar. Parece que otra vez Egipto no va a ayudarnos», lamenta.
Subraya la importancia de esta apertura que supondría que «Gaza deja de ser una cárcel a cielo abierto».
Sobre el acuerdo de reconciliación entre Hamas y Al Fatah tiene una opinión mejor. «Todos juntos pueden llegar a un acuerdo, pero cuando digo Fatah no digo Abu Mazen (Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina). No es un líder, no es un buen político para Palestina», denuncia.
Viajar a Palestina y el boicot
Poco espera también de Europa y de la ONU, «que no protege a los palestinos, aprueban todo lo que dice Israel y le deja hacer lo que quiere. Europa tampoco hace nada políticamente».
Otro vídeo con imágenes durísimas de niños quemados por el fósforo blanco, con miembros amputados, o muertos por disparos en brazos de sus padres, trasladan hasta los asistentes el horror de la operación «Plomo Fundido» de Israel, entre 2008 y 2009. «Terroristas son los que hacen estas cosas», afirma Laila Jaber y pasa a explicar cómo orientar la solidaridad.
Recomienda viajar a Palestina «y ver lo que nos están haciendo. La primera vez que viajé a Palestina fue terrible. Vi cosas que no pensaba que un ser humano pudiera hacer». Y después contarlo, informar, debatir, «divulgar la verdadera situación».
El otro elemento de acción que subraya es el boicot a los productos israelíes. Mientras conocidas marcas comerciales llenan una pantalla a su espalda, recuerda que «con estos productos han podido comprar las armas. El muro del apartheid está construido con dinero de estas multinacionales».