Ayer se cumplía un mes desde el 15-M, algunas asambleas populares han decidido abandonar sus acampadas y actuar con otros métodos, y aprovechando la ocasión se mueven fuerzas ocultas, políticos de la caverna con cargo en Cortes y otras faunas dedicadas a mantener el orden por encima de cualquier otra consideración. Lo de José Bono, dando titulares diarios, forma parte de una patología política muy acusada. Su pensamiento reaccionario, descaradamente defensor de la desmemoria, saliendo a defender que Franco es intocable un día, otro para llamar a la intervención violenta de las policías y demás fuerzas del orden, se enmarca en la campaña desplegada para reestablecer a porrazos, calumnias, provocaciones de dudosa instigación con el fin de desprestigiar lo importante: que hay una parte de la ciudadanía que se ha puesto a pensar, a reflexionar, a debatir y a actuar.

Esto es lo que les duele, que no sean «perros flautas», porreros, gente en las orillas los que están dando la cara, sino jóvenes, medianos y maduros que están hasta el gorro de la desfachatez de los políticos, de su disfraz de prohombres, cuando son unos simples vividores del presupuesto que no toman decisiones. Lo del Parlament Catalá es sintomático. El señor Mas, convergente con muchos chanchullos de corrupción en el armario, acude en helicóptero a la sesión parlamentaria. Es una barbaridad, una manera de justificar las acciones de sus descerebrados policías.

Hasta Cayo Lara ha salido escaldado al presentarse a un acto de cortar un desahucio por un grupo de ciudadanos, acompañado, claro está, de cámaras. Ruiz Gallardón es increpado en la puerta de su casa, y se monta la marimorena. Si se puede aplaudir, se puede silbar y reprochar. Vale, sin violencia, ¿pero dónde está la línea que separa el cabreo de la violencia y el pánico? Las imágenes de un parlamentario catalán gritando «auxili, auxili», estando casi solo delante de las cámaras de televisión es un síntoma de la puesta en escena que están realizando. Por cierto, sacar de su vivienda a una persona que no puede pagar su hipoteca, ¿no es violencia? Los helicópteros sirven para llegar y también para irse. Tomen nota.