Turquía advierte de un problema internacional por los refugiados sirios
Turquía ha comenzado a construir más campos para acoger a los miles de refugiados sirios que huyen de las operaciones del Ejército de Bashar al Assad. Asegura que no cerrará sus puertas a la llegada de más refugiados, sean los que sean, pero advierte de que si sigue aumentando su número, se convertirá en un problema internacional. Ayer trató de limar diferencias con Damasco en una entrevista entre los líderes turcos y un enviado de Al Assad.
GARA |
Turquía ha comenzado a construir más campos en la frontera con Siria para acoger a los miles de sirios que escapan de la represión. Hasta ayer se calcula que más de 8.400 refugiados sirios se encuentran repartidos en tres campos instalados por la Media Luna Roja turca en la provincia de Hatay, concretamente en las localidades de Yayladagi y Altinozu. Sesenta de ellos están hospitalizados.
Pero la marea de refugiados sigue aumentando y las autoridades turcas han decidido abrir dos campos más. A los habitantes que huyeron de Jisr Al Shugur se unieron ayer los miles que abandonaron Maarat al Numaan tras el despliegue del Ejército con tanques en esta localidad, en la operación en el noroeste del país contra los manifestantes opuestos al régimen de Bashar Al-Ashad.
Por otra parte, en la provincia de Deir al Zor, en el este del país, varios testigos indicaron que se han desplegado tanques en la capital regional homónima.
A pesar de algunas informaciones que apuntaban que no aceptaría más de 10.000 refugiados, el Gobierno turco subrayó que no cerrará sus puertas a la llegada de sirios que huyen de estas ciudades, sean el número que sean. La delegación del gobierno turco en Hatay informó de que unos 250 sirios han regresado a su país.
Enviado sirio en Ankara
Aunque ha mostrado esta disposición, Ankara tampoco oculta su preocupación por la deriva que pueda tomar el conflicto. El ministro de Asuntos Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, visitó los campamentos de refugiados y afirmó que si se incrementa considerablemente el número de sirios que se refugian en Turquía, el conflicto en Siria se convertirá en un problema regional e internacional, algo que Ankara desea evitar, por lo que recomendó a Damasco que realice reformas con urgencia. Las relaciones entre Turquía y su antiguo amigo se han vuelto más tensas, sobre todo desde que el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, acusara a Damasco de cometer «atrocidades» y llevar a cabo una «represión inaceptable».
Un enviado del Gobierno sirio, Hasan Turkmani, se reunió ayer con Erdogan y con el jefe de los servicios de inteligencia turcos, Hakan Fidan para intentar limar asperezas. «Los sirios en Turquía son invitados de corta duración», afirmó.
Según la agencia Anatolia, Assad telefoneó a Erdogan para felicitarle por la victoria de su partido en las elecciones celebradas el domingo, y durante esa conversación, Erdogan instó al presidente sirio a no utilizar la fuerza contra los manifestantes y a emprender reformas cuanto antes.
Silencio en los campos
Entretanto, Turquía intenta mantener a los refugiados aislados. En el último campo abierto, el de Boynuyogun, que se ha levantado prácticamente sobre la frontera, oficiales del Ejército impiden a los periodistas acercarse a las vallas cubiertas por loneta blanca para que nadie pueda mirar dentro y cámaras de seguridad vigilan los movimientos dentro y fuera durante las 24 horas del día.
Los diarios turcos aseguran, sin citar fuentes oficiales, que entre 8.000 y 10.000 sirios esperan al otro lado de la frontera para cruzar. Un sirio, que con su hijo de tres años descansa junto a un árbol cercano, relata a Efe que viene de Jisr al Shugur, la localidad asaltada por la tropas sirias tras varios días de ataques.
«No lo sé», responde cuando se le inquiere cómo es la situación allá, pues se les han aconsejado que no hablen con la gente. En el campo de Yayladagi la situación es similar. A los empleados también se les ha ordenado que no den información y sólo se permiten las visitas de familiares cercanos.
Según una fuente oficial, esta política busca garantizar la seguridad de los sirios y evitar represalias cuando regresen a su país pero, a la vez, corta todos sus lazos con el exterior.
El presidente del Colegio de Médicos de la provincia de Hatay, Sinan Matkap, explicó a Efe que no logra entender esta política de aislamiento. «Junto a varias asociaciones de derechos humanos pedimos permiso para visitar los campos. Aún no nos lo han permitido», se queja.
Por su parte, las autoridades sirias refuerzan sus acciones mediáticas. Ayer presentaron a la prensa una segunda fosa común en Jisr al-Shugur, mostrando los restos de cinco cuerpos mutilados y con el cráneo roto. «Está claro que han sido torturados antes e morir, afirmó el médico forense Zaher Hajo.
Además, las autoridades presentaron un testimonio para ratificar la versión de que los 120 policías que murieron en la ciudad fueron víctimas de grupos armados. La oposición asegura que se trató de un motín de policías que no quisieron disparar a la población. Precisamente, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, pidió al Gobierno de Siria que permita una investigación independiente para verificar las denuncias de graves violaciones de derechos fundamentales en la represión de las protestas contra el régimen de Damasco.
Investigación independiente
Ante el Consejo de Derechos Humanos (CDH), donde presentó el informe preliminar de una misión especial de su oficina para Siria, Pillay dijo que una investigación de ese tipo es indispensable para aclarar las acusaciones y contraacusaciones entre el régimen y los activistas y opositores, como el caso de las fosas comunes de Jisr al Shugur.
También la oposición utiliza la desinformación, como ocurrió con el caso de la falsa embajadora en el Estado francés o la falsa bloguera lesbiana.
Según el informe presentado al CDH, los muertos por la represión de las protestas en Siria exceden los 1.100 y los detenidos de forma arbitraria superan los 10.000. De acuerdo con las denuncias, «civiles desarmados» han sido blanco «de francotiradores ubicados en los tejados, así como de tanques desplegados en zonas densamente pobladas».
Por otro lado, el Gobierno de Bashar al Assad organizó una multitudinaria manifestación de apoyo al régimen en torno a una bandera siria de 2,3 kilómetros de longitud y 18 metros de ancho. En un ambiente festivo, miles de participantes en la marcha a favor de la unidad nacional y expresaron su rechazo a la injerencia extranjera en los asuntos internos de Siria, agitando banderas y retratos del presidente.
Turquía afirmó ayer que no cerrará sus puertas a la llegada de refugiados sirios, pero, en un tono más suave que el que había mostrado hasta ahora, pidió a Damasco que acometa reformas con urgencia.
La televisión estatal libia aseguró que doce personas murieron en un ataque aéreo de la OTAN que alcanzó un autobús a la entrada de la ciudad de Kikla, a 150 kilómetros al suroeste de Trípoli. Precisamente en Kikla los rebeldes consiguieron el martes expulsar de la ciudad a las tropas de Muamar Gadafi, según fuentes de los insurgentes. Las mismas fuentes indicaron que sus fuerzas han logrado avanzar algunos kilómetros en el este, cerca de Brega. En el oeste e atribuyeron también el control de las pequeñas localidades de Zauiyat al Babur y Al Auiniya, hasta ahora en poder de los gadafistas, en su avance el camino hacia Yefren, que ya está en manos de los rebeldes. GARA
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha pedido que no se describa como manifestantes pacíficos a los «provocadores milicianos armados» que luchan contra el Gobierno sirio y ha afirmado que «ningún Estado toleraría intentos directos de rebelión».
La Casa Blanca presentó un informe al Congreso para justificar la acción militar en Libia, ante la denuncia de congresistas de haber sobrepasado sus prerrogativas al ignorar la autorización de la Cámara de representantes.
Bahrein va a denunciar al diario británico «The Independent», al que acusa de llevar a cabo «una campaña mediática premeditada» contra el emirato, escenario de revueltas desde hace meses. Critican los artículos escritos por el corresponsal Robert Fisk. En el último, arremetía contra el juicio a 48 médicos y enfermeros.
El canal de televisión Al Arabiya se sumó ayer a la versión de que la explosión que hirió al presidente yemení, Ali Abdullah Saleh, se produjo por un artefacto explosivo colocado bajo el suelo de la mezquita del palacio presidencial. Hasta ahora, el Gobierno había hablado de un ataque con cohetes perpetrado supuestamente por líderes tribales que se oponen al presidente. Saleh permanece ingresado en un centro médico en Arabia Saudí, mientras el vicepresidente Abd-Mansour Hadi Rabbu, ejerce sus funciones.
En este contexto, miembros de la oposición política de Yemen rechazaron ayer la oferta de los países del Golfo Pérsico para reanudar las negociaciones para solucionar una crisis política que ha llevado al país al borde de la guerra civil. Los estados del Golfo han intentado en repetidas ocasiones facilitar que el presidente abandone el Gobierno tras seis meses de protestas antigubernamentales y combates. Pese a la propuesta, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), un bloque formado por las monarquías vecinas, señaló que no tiene una nueva oferta diferente a la de los intentos anteriores para acabar con la crisis. El sultán Al Atwani, un miembro de un grupo de partidos de la oposición que había aceptado un acuerdo anterior para reunirse con Saleh, afirmó que «hubiera sido mejor para los países del CCG que sean más valientes y que especifiquen quién ha rechazado esta iniciativa y ha llevado a Yemen donde está ahora». Por otra parte, el Gobierno yemení acusó a Catar de estar financiando la rebelión en el marco de «una conspiración» para causar escisiones en el Ejército. El viceministro de Información Abdo al Yenadi afirmó que el ex embajador yemení en Egipto Abdel Wali al Shamidi, que desertó del régimen en marzo, es el enlace para hacer llegar los fondos cataríes a los responsables disidentes.
En cuanto al conflicto sobre el terreno, los residentes de Al Houta, una ciudad situada en el sur del país en la provincia de Lahj, aseguraron que hombres armados irrumpieron len la madrugada del martes en un complejo gubernamental, en el que mataron a tres guardias e hirieron a otras cuatro personas en un tiroteo que se prolongó durante dos horas hasta que escaparon. GARA