«La final se va a jugar el día 3 y la voy a jugar yo, porque es mía». Así de tajante se mostraba Xala el pasado lunes y fueron muy pocos los que realmente creyeron en esa posibilidad. Menos aún cuando el martes las empresas dieron a conocer el horario de la elección de material y el resto de partidos que programaron para la final prevista para este domingo entre Olaizola II y Oinatz Bengoetxea. Sin embargo, los informes médicos que avalan su recuperación, el apoyo de sus compañeros, su comparecencia pública del lunes, la posibilidad de acudir a los tribunales y, sobre todo, el clamor popular que se ha generado en torno al lapurtarra, han terminado de dar la razón al lekuindarra, después de que los miembros del Consejo de Administración de la LEP.M revocaran la decisión tomada la pasada semana y le permitan disputar la final ante Aimar Olaizola el 3 de julio.

Eso sí, la final está condicionada a que Xala esté completamente recuperado para la fecha definitiva y, en caso contrario, Aimar Olaizola será considerado como el campeón de esta convulsa edición del Campeonato Manomanista.

Salvo nuevo imprevisto, la recuperación de Xala parece absolutamente garantizada. Así lo certifican todos los informes médicos aportados por Xala pero incluso hay más, ya que apenas diez días después de su operación, el pelotari tiene previsto realizar hoy, aunque sea de forma muy leve, su primer entrenamiento en frontón, señal inequívoca de que su recuperación marcha por el buen camino.

Varias reuniones

La jornada fue larga y dura para el propio Xala y los responsables empresariales, que mantuvieron varias reuniones en Zarautz. Primero, el pelotari y su abogado se reunieron con Fernando Vidarte, máximo responsable de Aspe, al que le garantizaron, con los debidos informes, que el pelotari estará recuperado para el 3 de julio. Seguidamente, el rector de la promotora eibartarra se reunió con los dirigentes de la LEP.M, que es donde se tomó la determinación para que la final vuelva a cambiar de fecha y protagonistas.

La decisión parece la más adecuada, incluso para Oinatz Bengoetxea, que entiende que es la mejor decisión que podían haber tomado. El de Leitza, que fue repescado para esta final la semana pasada y que el lunes realizó un duro entrenamiento de dos horas para estar dispuesto el domingo, reconoció ayer que se tomó la decisión con cierto alivio. El de Leitza ya había adelantado que se tomaría bien una decisión en este sentido y reconoció que, «aunque como profesional estaba obligado a jugar donde me mandaran, no sentía que tenía que jugar la final».

Aimar Olaizola, por su parte, tampoco pondrá ninguna queja, ya que desde el primer momento se había mostrado favorable a esperar a Xala el tiempo necesario. Es más, entiende el enfado y la lucha de Xala, pero recordó que ni él mismo ni Oinatz Bengoetxea tienen ninguna responsabilidad en lo ocurrido. Este aplazamiento hará que ambos pelotaris se vean las caras el sábado en Burgos.