CRíTICA cine
«Insidious» La mudanza astral
Mikel INSAUSTI
La asociación entre James Wan y Oren Peli está dando mucho dinero, tal como cabía de esperar tratándose, respectivamente, de los creadores de la saga “Saw” y de la saga “Paranormal Activity”. Tipos listos en el cine de terror los ha habido siempre, así que no tiene mucho sentido calificar de novedosa la habilidad para hacer películas rentables invirtiendo una mínima cantidad. Pero sí que los ahorradores se encuentran cada vez con mayores dificultades en los rodajes, porque las fórmulas para sorprender al espectador se van agotando.
En el caso de «Insidious» ha sido cuestión de hacer más y más probaturas, mezclando soluciones clásicas con otras de última generación. De ahí que Wan haya dejado la variante sádica del género para probar con la película de casas encantadas o habitadas por presencias extrañas, pasándola por el filtro realista del reportaje parasicológico con tratamiento aparentemente científico o de investigación. La mejor excusa para llenar el escenario doméstico de micrófonos y cámaras dispuestas a grabar supuestos fenómenos inexplicables.
Wan apuesta por el susto en estado puro, provocado a base de ir generando inquietud en el espectador, hasta que el simple movimiento de una puerta que se cierra conlleva el consiguiente sobresalto. La música de Joseph Bishara ayuda a desarrollar ese clima enrarecido, no tanto las descoloridas apariciones espectrales.
La poca fuerza de tales espantos se perdona dentro de un conjunto que tiende a la ironía, comprobable en el modo en que el guión de Leigh Whannell, habitual colaborador de Wan, se ríe del absurdo tópico argumental de las familias que nunca abandonan el inmueble invadido por las fuerzas del mal, en contra de la lógica más elemental.
Rizando el rizo, de nada servirá, sin embargo, la mudanza, porque los espíritus de «Insidious» perseguirán al niño protagonista a donde vaya. Ahora bien, la descripción del viaje astral paterno para rescatar del más allá al pequeño peca de austera en su teatral puesta en escena.
Dirección: James Wan.
Guión: Leigh Whannell.
Producción: Oren Peli.
Fotografía: John R. Leonetti y David M. Brewer.
Música: Joseph Bishara.
Interpretación: Rose Byrne, Patrick Wilson.
País: EEUU; 2010.
Género: Terror.