Bochorno en el arranque de la Liga San Miguel
Ni queriendo se puede hacer peor
La regata Gran Prix CCI de Burdeos quedó suspendida a falta de la tanda de honor. Kaiku se negó a recoger la bandera de campeón.
Arnaitz GORRITI I
Es triste reconocerlo, pero el arranque de la Liga San Miguel 2011 ha resultado bochornoso. Han salido mal tantas cosas que es imposible hacerlo peor, a no ser que hubiera un plan perfectamente trazado. La segunda regata que debía disputarse en aguas bordelesas, el Grand Prix CCI, la prueba que repartiría los primeros puntos de la Liga San Miguel Corona Mapfre, fue suspendida, al igual que la regata del sábado, en un cierre de fin de semana a mayor honra y gloria de la Asociación de Clubes de Traineras, los organizadores de la regata y los propios clubes, que tienen 15 días para preparar a conciencia su siguiente regata, a disputarse en Camargo el primer fin de semana de julio.
La prueba se dio por suspendida a falta de la tanda de honor, después de que el río Garona mediatizase hasta el extremo el discurrir de las dos primeras tandas. Castro, San Juan, Orio y Urdaibai se quedaron sin competir, en principio debido a que la fuerte -sin duda- corriente del Garona ponía en peligro «la integridad física de los remeros», explicaba la organización.
Ello suponía que no se iban a repartir los primeros puntos de esta edición de la Liga San Miguel. De cualquier forma, la organización intentó que la citada tanda se disputara y que Kaiku, que obtuvo el mejor tiempo gracias a que pudo remar en la primera tanda, pudiera ondear la bandera como vencedor.
Pero ni las embarcaciones sobre el agua tomaron la salida, ni los de Sestao recogieron la bandera, en el culmen de un fin de semana verdaderamente infernal para una Liga y una ACT que quedan seriamente tocadas.
Horrible de principio a fin
La jornada calamitosa empezaría de buena mañana, con una reunión entre clubes y organización. Los primeros se quejaron amargamente de que los remeros fueran alojados en bungalows que no estaban preparados para acoger a profesionales, llegando a pernoctar seis remeros en habitaciones pensadas para dos adultos y dos niños.
En la reunión se discutió también si procedía repartir los puntos de y el formato de la regata, llegando a la conclusión de que se disputaran tres tandas con cuatro traineras cada vez, en formato de contrarreloj individual, con seis largos y cinco ciabogas, y un minuto de separación en la salida de los botes.
Con el temor de una corriente cada vez más violenta, Camargo, Zumaia, Kaiku y Hondarribia pudieron disputar su tanda sin demasiados problemas. Ahí fue la `Bizkaitarra' la que mejor se manejó, bajando de los 20 minutos y superando en 16 segundos a Hondarribia, 28 a Zumaia y 47 a Camargo.
La cosa se empezó a poner fea en la segunda tanda. San Pedro, Tirán, Astillero y Pedreña sufrieron la furia de la corriente del Garona. Algunos debieron salir sin poder coger la estacha, pasando por encima de la baliza exterior -acabaría hundida- o yéndose varios metros de la baliza interior. Las condiciones del río iban a peor y Astillero, el mejor de este segundo lote, lograba un tiempo 35 segundos peor que Camargo, a 1.22 de Kaiku.
Horrible de principio a fin
Quedaba la tanda de honor, pero entonces la organización, en vista de que el río anulaba toda competición, decidió suspender la prueba, aunque quiso que la tanda de honor se disputase y que Kaiku recibiese la bandera.
Los clubes se negaron en redondo a seguir el guión, dejando a los numerosos espectadores que abarrotaban el campo de regateo bordelés con un espectáculo lamentable y la imagen de la principal liga de traineras muy en entredicho.
El mundo del remo no salía del bochorno. Así, el gerente de la ACT, Iñaki Mikeo, ponía su cargo a disposición de los clubes, mientras que otros miembros solicitaban autocrítica y el presidente, Peter Bravo, pedía perdón y reflexión.
«Es un fin de semana triste y pido disculpas. Ha habido un exceso de confianza en la organización. No basta con decir que somos la mejor Liga, sino que hay que demostrarlo», reconoció apenado.
Otro de los más expresivos fue el delegado de Kaiku, Amador Antón. «Hemos venido a un campo de regata a la aventura. No queremos esta bandera, ni participar de este `espectáculo'». A. G.