Josu Imanol Unanue Astoreka Activista social
Sádico
Ojalá ellos mismos, los españoles, pudieran haber tenido la opción de una coalición de izquierdas, participativa, abierta, plural y representativa para poder elegir y cambiar la situación inaguantable que padecen
Tengo el honor de ser un sádico en el sentido literal de la palabra. Me gusta ver babear a la gente con rostros desencajados y oír incoherencias propias de seres totalmente perturbados. A decir verdad, disfruto del sufrimiento ajeno y me es propio sintonizar canales de esos de brazo en alto o leer artículos de los mentores hasta la saciedad de la democracia que no profesan.
Ahora que gracias a un programa popular y a 315.000 votos algunos podemos ocupar algún que otro sillón, resulta que los que no se representan mas que a sí mismos se erigen en defensores de no sé cuantas voluntades. Incluso el lehendakari de unos pocos no asume el error de ser quien no puede ser.
Pero la vida sigue, y ahora Ussía, Campmany, Dávila, Gistau, San Sebastianes y Cía. ponen el grito en el cielo porque los de Bildu ocupamos los puestos que nos corresponden. Y uno se pregunta si la babeante reacción es acorde con la falta de inteligencia para entender que 315.000 personas simplemente han depositado una papeleta en unas urnas... ¿eso es delictivo?
Hay que recordar que es propio de las ideas que defienden comprender sin dificultad cosas más complicadas e inexplicables, los brazos incorruptos, la ascensión a los cielos sin motor alguno, los títulos nobiliarios, las sangres de color azul... la eterna pleitesía a una casta mas agraciada y al poder. Y eso tiene un coste.
El coste de no ser real y adquirir una postura perversa e irracional, diría que indefendible y agotador, pero ¿no es pues la voluntad popular la quintaesencia de la libertad, la razón, la democracia, la re-dios... con perdón del «Magnánimo»?
Somos, pues, aquello que pregonamos, personalmente sádico, pero electo, pese a quien le pese, porque hubo votos en ese sentido. Dudo que estén en la misma situación aquellos que nos critican desconociendo incluso quiénes somos o qué programa tenemos, algo que me hace dudar de la inteligencia que poseen.
Pero el drama de los incoherentes y perplejos opinadores del llamado «conflicto del norte» es no querer aceptar lo que los ciudadanos en esta nación desean; cambio de actitud, solución, salidas dialogadas y de la crisis, la verdadera representatividad de la voluntad popular, participación, democracia real, derechos civiles, sociales y ciudadanos, libertad... pero también que cesen las continuas amenazas de alargar el conflicto.
Quien alimenta la bicha no puede reclamar cordura, y lo saben. En Euskal Herria sabemos lo que padecen con el bipartidismo, con un régimen heredado y unos medios que potencian el miedo absoluto y omiten la situación que viven millones de personas en «su» patria. Ojalá ellos mismos, los españoles, pudieran haber tenido la opción de una coalición de izquierdas, participativa, abierta, plural y representativa para poder elegir y cambiar la situación inaguantable que padecen, pero ya se sabe que los cambios asustan y más a quienes desde hace décadas ostentan y alternan el poder.
Pero si se lograra algo semejante, entonces, muchos descerebrados perderían la razón de ser tan intolerantes, tan rabiosamente totalitarios y darían paso a nuevos pensamientos acordes a los tiempos que todos necesitamos.
Evidentemente, pese a quien pese, Franco a muerto, Isabel la Católica y Fernando no existen, la llamada Guerra Civil fue lo que fue y no el alzamiento, la Armada Invencible se hundió de propia chulería, en el imperio donde no se ponía el sol algunos pueden dormir a pierna suelta, los triunfos de la selección española no solucionan la crisis que padecen y el facherío ofrece sus últimos deseos en medios que poco a poco menguan, languidecen y se ahogan en sus exabruptos.
Mientras, otros, diariamente, hemos de trabajar para cumplir aquello para lo que nos han elegido. Repito, ojalá el tiempo traiga cordura en las mentes cerradas y los sádicos perdamos uno de los placeres que nos hacen disfrutar tanto. Gora Bildu!