La edición número 125 del Torneo de Wimbledon llega precedida por la amenaza de lluvia, el retorno de las hermanas Williams al necesitado cuadro femenino y la ambición desatada en el masculino por un torneo que puede acarrear cambios en la clasificación mundial.

Rafa Nadal deberá estar bien preparado para responder a los ataques de un trío de lujo -integrado por Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray-, si quiere retener su título y el puesto de número uno del mundo desde hoy en la hierba de Wimbledon.

Ni siquiera la victoria le garantiza el liderato. Simplemente siendo finalista, independientemente del resultado de los demás, el serbio Djokovic desbancaría a Nadal y se convertiría por primera vez en número uno del mundo, puesto del que ahora le separan sólo 65 puntos.

«Siento que es la vez que más fuerte he llegado a Wimbledon por la confianza que tengo y porque los últimos seis meses del año han sido los mejores de mi carrera», aseveró el serbio que ha protagonizado una racha espectacular de 41 victorias consecutivas, rota por Federer ante el que perdió en las semifinales de Roland Garros. En las horas previas ha desviado el favoritismo a sus colegas más laureados: Federer y Nadal, que desde 2003 llevan repartiéndose todos los trofeos de Wimbledon.

Para Roger Federer, que en agosto cumplirá 30 años, ésta puede ser la oportunidad para alcanzar la marca de Sampras, que consiguió sus siete títulos de Wimbledon entre 1993 y 1995 y entre 1997 y 2000, después de que lo hiciera también la primera gran leyenda del torneo, William Renshaw, entre 1881 y 1886 y en 1889.

A Federer siempre hay que tenerle en cuenta, tal y como demostró en su impecable Roland Garros en el que sólo perdió la final ante el mejor Nadal. El suizo dice estar recuperado casi al cien por cien de unas recientes molestias en una ingle. Será imprescindible porque la hierba ya no es lo que era y los cuatro primeros cabezas de serie se sienten cómodos en esta superficie.

Lo comentó Nadal en su comparecencia de ayer: «El único problema en la hierba es cuando te enfrentas un jugador con un gran servicio, porque el juego se vuelve muy rápido. Pero con jugadores normales, si puedes devolver la pelota, es una superficie fantástica. Puedes subir a la red, jugar agresivo. Tienes muchas opciones».

Mientras Djokovic y Federer han preferido hacer caso omiso de la preparación en césped, recuperándose de comienzos agotadores o de molestias físicas, Andy Murray ha calentado motores en los torneos previos e incluso ha ganado. Su reciente victoria en Queen's ha aumentado su confianza de levantar su primer trofeo de Grand Slam. El escocés ha terminado de gozar del favor del público que ve en él al tenista más cercano geográficamente para levantar un trofeo vetado a los ingleses desde hace una eternidad.

Un retorno muy esperado

Entre las mujeres, la noticia es el regreso de las hermanas Williams. Ambas han pasado por serios problemas físicos, especialmente Serena, primero tras los cristales que se clavó en un pie y luego por su embolia pulmonar. El tenis las echaba de menos y ellas al tenis.

«Siempre quise seguir jugando. Pensé que jugaría mucho más pronto, pero las cosas no salieron así. No soy el tipo de persona que deja algo. Me retiraré cuando esté preparada y ahora no lo estoy. Realmente disfruto estando aquí», dijo ayer Serena que desde el año pasado cuando ganó el título no había vuelto a una cancha de tenis hasta la semana pasada.

Con nueve de los once últimos títulos en manos de las estadounidenses, la china Li Na, campeona de Roland Garros que quiere quitarse presión, la danesa Wozniacki (1) o la rusa Maria Sharapova estarán atentas.