Grupos de oposición al régimen sirio se han estructurado en un Consejo Nacional para dirigir la revolución. Sus representantes explicaron ayer que lo componen todas las comunidades y representantes de las fuerzas políticas en el interior y en el exterior del país. Durante una rueda de prensa en la frontera con Turquía hicieron un llamamiento a cooperar en todas las ciudades y provincias para conseguir «el objetivo legítimo de la caída del régimen». Además, denunció «el silencio del mundo árabe y de la comunidad internacional».

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, 1.309 civiles y 341 miembros de las fuerzas de seguridad han muerto desde el 15 de marzo.

Además, 10.000 sirios han huido hacia Turquía y otros 5.000 hacia Líbano. Turquía ha comenzado a prestar ayuda humanitaria a las personas desplazadas hacia la frontera pero que dudan en traspasarla, que viven en condiciones precarias en refugios hechos de plástico.

Desplazados provenientes de Badma, en el noroeste de Siria, relataron que el Ejército sembró el terror con seis tanques y ha bloqueado la ciudad, a la que los desplazados hacia la frontera acudían a abastecerse.

Por otro lado, el presidente sirio Bashar al-Assad pronunciará hoy su tercer discurso público desde el comienzo de la revuelta que reclama su salida del poder y cuya represión ha causado cientos de muertos. En sus anteriores intervenciones anunció una «conspiración contra el `país, anunció reformas y la abolición de la ley de urgencia, pero ninguna ha rebajado la represión de la protestas. Su discurso coincidirá con la visita a Damasco del Comité Internacional de la Cruz Roja, Jakob Kellenberger, para pedir el acceso a los afectados por la violencia.