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Félix Placer Ugarte Facultad de Teología de Gasteiz

Los mitos de San Juan

Las chispeantes hogueras, como retazos del ardiente sol del verano que comienza, purifican de insectos nocivos, iluminan la oscuridad y calientan en el frescor de la noche; « O iruzki saindia, eman zahuzu biziko eta hileko argia»Horixe da Celaak egin duena, janari gastuak murriztu, apaingarriak erosteko: irakasle ordezkoak kenduta, ikasleen curriculuma amaitu barik utzi du

Los pueblos expresan su conciencia identitaria profunda de forma mítica. Por eso la memoria más arraigada de la identidad de Euskal Herria ha quedado plasmada en tradiciones, símbolos y ritos festivos cargados de sentido mitológico que perduran y se revitalizan reviviendo emociones del inconsciente vasco, sentimientos de pertenencia y relaciones con su tierra, Ama lur, con las gentes, con la realidad más honda de nuestra existencia como pueblo.

Una de las mediaciones más celebradas y festejadas es, sin duda, el solsticio de verano en la noche y día de San Juan. Cuando al amanecer del San Juan Eguna el nuevo sol acaricia las montañas y los valles, las campos y los bosques, el mar y la tierra de Euskal Herria múltiples y variados ritos cargados de ancestral y actual sentido se reviven en pueblos y ciudades, montañas y valles. Los símbolos más significativos de esta fiesta que hunde sus raíces en tiempos prehistóricos, junto a otros muchos pueblos del mundo, expresan deseos de buena cosecha, conjuros contra lo que pueda dañarla, experiencias cálidas de relación humana donde lo festivo, lo lúdico, lo reivindicativo se entrelazan en amistad y solidaridad que ahuyentan la oscuridad de injusticias y represiones: «San Juan bagilla, denborra ederra/ Gariak ta artoak gorde/ Lapurrik bez, besterik bez/ Badagoz be, erre/ Gora San Juan, bier da San Juan».

En este complejo mundo mítico confluyen tradiciones y recuerdos recogidos por los etnógrafos que son manifestación cultural de la memoria ancestral e identidad primigenia de Euskal Herria. Por ello cada año en esta noche y día se reviven con entusiasmo ritos que provocan la atracción ensimismada de los niños, la audacia de los jóvenes que saltan las hogueras, la participación de los mayores que rememoran tiempos pasados y aplauden costumbres renovadas .

Las chispeantes hogueras, como retazos del ardiente sol del verano que comienza, purifican de insectos nocivos, iluminan la oscuridad y calientan en el frescor de la noche; el rocío mañanero empapa los pies desnudos y las hierbas de espino, de albar, de fresno, de helecho curan y protegen de enfermedades y garantizan la salud mientras se invoca al sol naciente: O Iruzki saindia, eman zahuzu biziko eta hileko argia.

Pero no son tan sólo recuerdos folclóricos de un lejano pasado escondido en los pliegues de la memoria colectiva, anterior incluso al cristianismo y luego inculturizada con el precursor de Jesucristo, San Juan. En cada época y lugar adquieren un sentido propio que penetra las conciencias y suscita sentimientos, emociones y reacciones plurales. En esas tradiciones, ritos, símbolos, fiestas preñadas de mítico sentido late la afirmación de un pueblo que mantiene viva su identidad.

Al celebrarlos en nuestro tiempo y en el momento crucial que estamos viviendo, estos mitos renovados afirman y defienden hoy su territorio geográfico e histórico, su Ama lur generadora de vida e identidad, su entorno ecológico contra la amenaza nuclear, su originalidad y personalidad sin dependencias; reclaman los derechos de Euskal Herria como nación soberana que ha sido «minorizada» por la falta de reconocimiento y ejercicio de tales derechos, afianzan la conciencia vasca identitaria y su autoafirmación dentro de los profundos cambios que hoy día se dan a niveles globales.

Cuando estamos viviendo lo que muchos entienden como un ciclo nuevo de superación de tantos obstáculos que han impedido y reprimido a un pueblo ser lo que libremente desea, renace el sol de San Juan y la aurora ilumina una nueva Euskal Herria; se abren horizontes que estaban oscurecidos por largas noches de sufrimiento y las hogueras de esta noche brillan como símbolo de un nuevo tiempo, de una mañana de ilusión, de esperanza y de realizaciones.

El Acuerdo de Gernika, las últimas elecciones con la importante irrupción de Bildu, la urgente llamada de los presos y presas para abrir nuevos caminos (egin dezagun bidea) que nos saquen del túnel de la dispersión, la defensa de los encausados en el juicio del caso Bateragune defendiendo sus derechos y con ellos los derechos de Euskal Herria, las reivindicaciones del M-15 por una democracia real y justicia social, son sin duda las nuevas hogueras encendidas en la larga noche vasca que iluminan, calientan, agrupan y provocan un impulso liberador, decidido y decisivo hacia la normalización y la paz. El diálogo democrático y la negociación sin exclusiones son como el rocío que irá logrando la realización de tales proyectos.

El mismo santo inculturizador de esta fiesta mítica, San Juan, indignado también ante la corrupción de su tiempo, fue un profeta de la liberación, admirado por Jesús de Nazaret, que denunció las injusticias y anunció tiempos nuevos de justicia. Iluminó la esperanza como luz en la noche de su pueblo; sus palabras fueron fuego que denunció y quemó la corrupción de aquella sociedad, su bautismo era agua que purificaba llamando a la conversión, a la transformación de la sociedad corrompida contra la que clamó en el desierto.

En la fiesta de San Juan celebramos la renovación de nuestra Ama lur después del crudo invierno y de una azarosa primavera y anunciamos, en la ilusión y alegría de la danza en torno a las hogueras, los nuevos frutos de libertad, de normalización, de paz, de mutuo respeto, concordia y solidaridad entre pueblos que pronto esperamos van a fructificar en nuestra calles y plazas.

Ante la difícil e ilusionante tarea de una sociedad nueva, el clamor, los cantos y plegarias de esta noche invocan a San Juan para que los parásitos e insectos, que tratan de dañar los frutos nuevos, se quemen y desaparezcan en las hogueras que iluminan la oscuridad anunciando los nuevos tiempos de Euskal Herria a los que saludamos:

Bihar artio Joanes! Zauri bihar muga onez!

Bihar da San Juan. Gora San Juan!

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