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El rey marroquí echa mano de los imanes para lograr la victoria en su referéndum

Acosado por el movimiento opositor 20 de Febrero, y consciente del descrédito de los partidos políticos que sostienen al régimen, el rey marroquí Mohamed VI se apoya en las mezquitas y en la poderosa cofradía religiosa de los Boutchichiya para blindar el «sí» en el referéndum de hoy, con el que pretende «cambiar algo para que nada cambie».

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Dabid LAZKANOITURBURU

En su ya enésimo proyecto para dar un barniz reformista a su régimen -esta vez de la mano de una reforma constitucional que será votada hoy en referéndum-, el rey Mohamed VI ha decidido disputar la calle al Movimiento 15 de Febrero que, desde hace cuatro meses y medio, viene exigiendo un cambio de régimen al calor de las revueltas en el mundo árabe.

Y no lo ha hecho de la mano de la cohorte de partidos políticos que, con mayor o menor entusiasmo, sostienen su reinado. Sidi Mohammed ben el-Hassan ben Mohammed ben Youssef el-Alaoui, quien sucedió a su padre, Hassan II, tras su fallecimiento en 1999, es perfectamente consciente de la nula credibilidad de las formaciones políticas que le han apuntalado en el poder en estos 12 años. Más de dos lustros en los que sus promesas de reforma se han quedado en puro papel mojado.

En esta coyuntura, y habida cuenta de que nadie convoca un referéndum para perderlo -bien es cierto que aunque lo hiciera podría, tranquilamente, protagonizar otro pucherazo-, el rey alauí ha decidido echar mano del islam en una sociedad caracterizada por la religiosidad y la verticalidad de un sistema patriarcal y tribal. No en vano, en la propuesta de reforma constituciónal el rey sigue arrogándose el título de Amir al-Mu´minin (Comendador de los Creyentes).

Los imanes se han desgañitado desde las mezquitas en los últimos días para cantar las loas de una reforma constitucional en la que la figura del rey pasa de ser «sagrada» a «inviolable» y en la que mantiene, prácticamente intactas, todas sus prerrogativas políticas (de las económicas, incluido el lucrativo negocio de la marihuana, no se habla, pero se sobreentiende).

Los sermones de las mezquitas insisten en que la reforma constitucional mantiene la divisa de que Marruecos seguirá siendo un Estado musulmán y en que todos los aspectos de la vida cotidiana, incluida la familia, «seguirán firmemente anclados a los fundamentos religiosos», del islam, por supuesto.

Esta campaña electoral desde las mezquitas se perfila mucho más decisiva que los programas diarios en las televisiones -todas del régimen- en las que los distintos partidos se afanan, entre la indiferencia general, a explicar las virtudes del «sí». Lo mismo ocurre con los principales diarios, en manos precisamente de esos mismos partidos.

El peso de las cofradías

El régimen ha decidido implicar directamente a la cofradía religiosa más importante del país. La Zaouia Boutchichiya, corriente suní que propone un islam místico y sufí, sacó el pasado domingo a la calle a decenas de miles de sus fieles en Casablanca, capital económica del país, en lo que constituye la primera gran contramanifestación frente al Movimiento 15 de Febrero.

En referencia a las revueltas árabes, su portavoz, Lahcen Sbai Idrissi, señaló que «hay una dinámica política regional y nuestra juventud quiere acompañarla pacíficamente para apoyar el proyecto real». La cofradía ha sido históricamente uno de los grandes puntales de la monarquía alauí y el actual ministro de Asuntos Religiosos es miembro de la misma.

El historiador Maati Monjib constata que el régimen «se ve obligado a recurrir a la cofradía Boutchichiya, financiada en buena parte por el Palacio Real, para movilizar a favor del referéndum, ya que la capacidad de los partidos en la calle es nula». Unos partidos que, en el colmo de la desvergüenza, apelan a votar «sí» prometiendo que se abriría una etapa transitoria hacia un futuro de más democracia y hacia una suerte de monarquía parlamentaria a la española.

Frente al magma entre tradición religiosa y partidos clientelares del régimen, la verdadera oposición, aglutinada en torno al Movimiento 15 de Febrero no ve tras la propuesta de reforma constitucional sino un intento de perpetuación del régimen.

Y este último dista de contar con el apoyo de todo el islam. El islam político y prohibido de justicia y Espiritualidad es el que aporta el grueso de los jóvenes que participan desde hace meses en las protestas. Lo hacen junto con varios partidos de la laminada izquierda marroquí y con sectores de la sociedad civil como la Asociación Marroquí de Derechos Humanos.

Acusados de contar con una «agenda oculta», el régimen no cuenta sólo contra ellos con el poder de los imanes y las cofradías. Tiene el aval y el apoyo explícito de buena parte de las «democracias» europeas, lideradas por los Estados español y francés, y por los EEUU de Obama.

 
emigrantes

Un total de 556.751 ciudadanos marroquíes residentes en el Estado español podrán votar en más de cincuenta ciudades de hoy hasta el domingo.

auguran un 80% de «síes», aunque siempre menor que la abstención

Según un sondeo realizado por el Ministerio de Interior, y citado por el diario «Le Matin», el 80% de los marroquíes que van a votar optarían por hacerlo favorablemente a la reforma constitucional.

Sin embargo, y pese a la campaña a favor del «sí» de todos los partidos y periódicos tolerados por el régimen, la sombra de la abstención planea sobre la consulta.

En las últimas elecciones parlamentarias, celebradas en 2007, sólo votó el 37% de los censados. Según un sondeo online realizado por el portal Lakome.com, el 46% de los encuestados respondieron que no irán a votar.  GARA

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