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Final Manomanista 2011

El Gran Circo de Miribila, la última prueba para Aimar Olaizola y Xala

Más que nunca, el Manomanista se ha parecido a «Los doce trabajos de Hércules», una serie de arcaicos episodios de la mitología griega que sirvieron de base a «Las 12 pruebas de Asterix», posiblemente la mejor aventura de la pareja de intrépidos galos. En un Manomanista especialmente convulso Aimar Olaizola y Xala han pasado todo tipo de trances inesperados, desde deportivos a burocráticos y sólo queda superar la última prueba, la de sobrevivir al Gran Circo.

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Jon ORMAZABAL

Sin embargo, por mucho que el trabajo realizado por ambos haya sido magnífico, al contrario que en el cómic, sólo uno de los dos podrá salir victorioso de la prueba más complicada, la de esta tarde en el majestuoso Miribila que, 54 años después de que García Ariño I y Arriaran II midieran sus fuerzas en el Deportivo, recupera la gran final manomanista para Bilbo.

Por dura, especial o atípica que haya sido, la trayectoria previa hasta Miribila perderá todo su valor a eso de las 18.30. Afortunadamente, la pelota y las capacidades de cada uno son las únicas que imparten justicia en este tipo de eventos y, una vez que los dos pelotaris más fuertes tienen asegurada su presencia en el Frontón Bizkaia, la txapela más preciada será para aquel que mejor se desenvuelva en la final de esta tarde.

Sin duda, la final más esperada de los últimos años llega mediatizada por la operación de apendicitis a la que fue sometido Xala y, sobre todo, por el lío mayúsculo que se generó tras la primera intención empresarial de no esperar al lekuindarra.

Superada la batalla más complicada, Xala se presenta a esta final muy reforzado sicológicamente, su punto más débil en este tipo de partidos. Jokin Etxaniz explicaba recientemente que el lapurtarra afrontó sus dos finales anteriores -ambas ante Martínez de Irujo, en 2004 y 2010- con cierta frialdad, como si de otro partido cualquiera se tratara, y este año sí se le intuye ese cosquilleo especial que el resto de pelotaris muestran en las horas previas a la final.

Justicia poética

Seguro que ese impulso anímico ha sido clave en la perfecta y rápida recuperación física de Xala tras la operación y, por ese lado, nadie tiene la menor duda de que el lekuindarra llegará en las condiciones físicas óptimas.

La única duda que puede albergar el pelotari de Aspe reside en cómo ha podido afectar en su juego el mes que ha pasado sin vestirse de blanco, desde que eliminara a Idoate el 21 de mayo en semifinales. Hasta la operación, el de Lekuine mostraba un gran momento de juego, con el golpe fresco y perfectamente acoplado a ese juego de aire y de saque-remate que se ha impuesto en el mano a mano actual.

Existe, por aquello de la «justicia poética», una corriente generalizada a favor de Xala, que seguro también tendrá reflejo en las gradas, pero Aimar Olaizola también es finalista con toda justicia y merecimiento. Es más, debido a que la grave lesión de rodilla que ha superado le impidió jugar en la edición del año pasado, el de Goizueta tuvo que empezar en octavos de final y ha encarado un cuadro especialmente duro, teniendo que superar a dos de los últimos campeones, Juan Martínez de Irujo y Oinatz Bengoetxea, en dos partidos durísimos.

El de Goizueta también ha tenido que mudarse y ha acomodado su fantástico gancho al frenético ritmo que se estila hoy en día. Así las cosas, se intuye una final no muy peloteada pero muy intensa que, ojalá, compense la larga espera.

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