Los «camisas rojas» aupan al poder a la hermana de Thaksin
La oposición tailandesa, liderada desde el exilio por el ex primer ministro Thaksin Shinawatra, venció con rotundidad en las elecciones generales del domingo. Su hermana, Yingluck, será la primera mujer que asume las riendas del país. El jefe de gobierno saliente, Abhisit Vejjajiva, reconoció la derrota e instó a la «unidad y la reconciliación» aunque advirtió contra todo intento de amnistiar a su rival.
GARA
El resultado de las elecciones es crucial para que Tailandia supere la crisis política que asola al país y reduzca la profunda fosa que separa a las élites de la capital de las masas urbanas y rurales desfavorecidas, que se han mantenido fieles a Thaksin cinco años después del golpe de Estado que lo destituyó.
«El resultado es contundente. El Pue Thai ha ganado las elecciones y los Demócratas an sodo vencidos», declaró el primer ministro saliente, Abhisit Vejjajiva.
Vejjajiva invitó a Yingluck Shinawatra, la hermana de Thaksin, a convertirse en la primera tailandesa en lidera el gobierno, y le instó a trabajar por la «unidad y la reconciliación» tras los convulsos períodos de los últimos años.
«El pueblo me ha dado una oportunidad, e intentaré darle lo mejor», declaró la fotogénica mujer de negocios de 44 años, para anunciar que ya ha contactado con un partido minoritario para formar una coalición.
«Hay muchas cosas que cumplir para hacer posible la reconciliación, abriendo la vía a unos cimientos sólidos para cnstituir una nación próspera», añadió.
La formación Puea Thai (Partido de los Tailandeses) liderada por Yingluch Shinawatra, habría obtenido 258 escaños de los 500 que componen el Parlamento, según el recuento preliminar de más de cerca del 87% de los votos efectuado por la Comisión Electoral. Su inmediato rival, el Partido Demócrata, capitaneado por el primer ministro en funciones, Abhisit Vejjajiva, tenía 162 escaños con el mismo porcentaje de paletas escrutadas, mientras que el resto de los asientos estaban distribuidos entre cuatro formaciones.
Thaksin habla desde el exilio
Así, el partido hasta ahora en la oposición tendría matemáticamente los suficientes escaños para gobernar en solitario. No obstante, el propio Thaksin declaró ayer desde el exilio de Dubai, que «es necesaria una coalición. No es bueno para el Puea Thai trabajar sólo», insistió el ex primer ministro exiliado.
Su hermana Yingluck, que Thaksin ha descrito como su clon, no tenía ninguna experiencia en política hasta que fue propulsada al liderazgo de la candidatura hace dos meses. Pero ha sabido navegar perfectamente en una campaña en la que, como las tres precedentes, se había transformado en un referéndum sobre su hermano.
Mientras que el Puea Thai se apresuró a evocar una amnistía para todos los políticos condenados, entre ellos su líder, el Partido de los Demócratas se apresuró a denunciar ese proyecto. «Los resultados de las elecciones no significan que los electores hayan dado el mandato de perdonar a todos», insistió Abhisit, quien añadió que su partido «se opondrá a toda tentativa de amnistía».
Su rival, Thaksin, trató de tranquilizar los ánimos asegurando que «no tengo intención de volver a casa inmediatamente (...) No quiero causar problemas», señaló el ex primer ministro y empresario millonario, quien matizó que «espero¡, eso sí, que me dejen asistir al matrimonio de mi hija» previsto en diciembre». Se anuncian seis meses de tensión política.
Sonthi Boonyaratglin, quien lideró en 2006 el golpe de Estado que depuso al entonces primer ministro Thaksin no logró escaño en las legislativas pese a presentarse como cabeza de lista del Partido Matubhum.
El gran perdedor y primer ministro saliente, Abhisit Vejjajiva, ha gobernado alehado de las masas populares del país y tenía el baldón de la represión sangrienta de las movilizaciones de los «camisas rojas» del pasado año.
Aupado al poder por las élites de Bangkok tras un golpe de Estado judicial en 2008 contra los aliados del primer ministro en el exilio, Thaksin Shinawatra, Abhisit era dado por muerto políticamente incluso antes de prestar juramento.
Que haya conseguido mantenerse en el poder dos años y medio no es poco, aunque lo que no ha conseguido es cerrar la brecha iniciada tras el golpe de Estado militar de 2006.
Las masas rurales y urbanas, fieles a Thaksin, siempre le han considerado un primer ministro ilegítimo y una «marioneta» del Ejército y de las élites.
En la primavera de 2010, los «camisas rojas» ocuparon durante dos meses el cdentro de la capital para exigir su dimisión antes de ser desalojados brutalmente por el Ejército, que dejó un saldo de un centenar de muertos. Ayer le tocó pagar la factura. GARA