La Unión Ciclista Internacional (UCI) llamó al orden a los directores deportivos Johan Bruyneel (RadioShack) y Jonathan Vaughters (Garmin), por poner en duda la reglamentación en el apartado de los sillines de las bicicletas durante la contrarreloj por equipos.

Enrico Carponi, director de Comunicación de la federación internacional, señalaba que «la UCI considera inaceptable el comportamiento de algunas personas, en especial los señores Bruyneel y Vaughters, que se opusieron de forma inapropiada a una medida prevista por el reglamento».

Antes de la salida de la contrarreloj, los jueces estimaron que la posición de los sillines de las bicicletas de varios equipos no era conforme a la normativa (por «defecto de horizontalidad»). La federación internacional apuntó que ya había alertado previamente a los equipos sobre la regla, y de su determinación de aplicarla estrictamente. «Por eso es sorprendente escuchar que los equipos se han encontrado con una política de hechos consumados -añadía Carponi-. Si alguien no se ha comportado de forma profesional, no ha sido la UCI, sino los equipos que no han respetado el reglamento».

Al término de la segunda etapa, Bruyneel fue multado con 200 francos suizos (unos 150 euros), lo mismo que Brad McGee (Saxo Bank), «por comportamiento incorrecto con los oficiales».

¿Boicot en Pekín?

Este incidente no es más que un nuevo episodio de las tensas relaciones entre los responsables de varios equipos y la UCI. Estos directores, que han mostrado su intención de poner en marcha un nuevo calendario, han amenazado con boicotear el debut en octubre de la Vuelta a Pekín para protestar contra la futura prohibición en todas las carreras de los auriculares, que todavía son permitidos este año en las principales pruebas.