Existe una interacción inmediata entre lo que sucede en el electrodoméstico esencial, la respuesta en las redes sociales de internet y el posterior uso de manera capciosa por otros medios de comunicación de lo expresado salvaje y anónimamente la mayoría de los casos. Parece ser bastante habitual estar con la opción multipantalla en uso, es decir viendo a la vez la televisión y participando en foros o redes, además de escuchar la radio o la música preferida, respondiendo a los sms y contestando correos electrónicos. Vivimos en un laberinto de pantallas en cadena con o sin mando.

La labor crítica se ha socializado. Si un locutor televisivo hace o dice algo incorrecto, inmediatamente es trasladado a la red y se puede convertir en un éxito post. Pero cuando sucede a la vez, simultáneamente, crea una sensación de poderío falso. Uno se coloca a decir, opinar, y cree que está interviniendo en el proceso. Y es mentira, es un desahogo. Ha sucedido este fin de semana con el caso SGAE. Las condenas, chistes, maldades contra Bautista y sus secuaces, ha sido divertido, pero poco eficaz. Y se va a utilizar en algunos puntos para defenderse por esa inquina. Lo que queda claro es que en esas redes, la opinión generalizada sobre el asunto es muy poco favorable a los acusados, y no todos van a ser peperos empedernidos y de consigna.

Pero si bien este asunto se ha encaramado a los tops, lo cierto es que la retransmisión de Tele 5 de la final de Wimbledon, fue de un patetismo absoluto. El protagonista Nico Abad, uno de esos recalcitrantes ignorantes de todos los deportes, que se ha colocado en Cuatro, pero por extensión y casualidad en Tele 5, y además de no tener ni idea, hace comentarios realmente insultantes para la lógica. Emilio Sánchez Vicario es más técnico, pero debió cortarle, porque eran de un partidismo casi xenófobo. Ganó el mejor, y punto. Pues bien, esto que sentimos, inmediatamente estaba ampliado y con saña en la red, con comentarios realmente sabrosos y acertados. Está por descubrir ahora mismo cuál es la cadena de mando en la creación de pensamiento crítico, si las redes influyen más que los comentarios argumentados al uso.