Los fieles de los rabinos Dov Lior y Yaakov Yossef, convocaron para última hora de ayer a una gran concentración ante la sede del Tribunal Supremo de Jerusalén para protestar contra la breve detención de ambos tras negarse a responder a una convocatoria de la Policía.

Se les acusa de dar el plácet a un tratado de teología, la Torah del Rey, que justifica matar a inocentes no judíos, incluidos menores, en caso de guerra.

Los rabinos se presentan como víctimas de unas autoridades judiciales a las que acusan de «querer hacer callar la voz de la Torah» al prohibirles expresar opiniones fundadas en la tradición rabínica.

El diario «Maariv» mostró ayer su alarma por el refuerzo «de una corriente nueva en el judaísmo que aspira a la muerte del estado de derecho». Israel «se ha convertido en el único país del mundo en el que las figuras religiosas están por encima de la ley y los policías no pueden interrogarles».

La líder de la oposición, Tzipi Livni, apeló a la autoridad del fundador del sionismo, Theodor Herzl, quien en su obra «El Estado de los Judíos» (1896) excluía que el aún no nacido estado fuera una teocracia.

Lo cierto es que nunca ha habido una separación entre religión y Estado desde la fundación de Israel en 1948.

Los rabinos cuentan con miles de partidarios, sobre todo entre los colonos judíos de Cisjordania, así como de apoyos en la ultraderecha, más matizados entre los ultraortodoxos.

Los ultraortodoxos matizan

Estos últimos han mostrado su temor a que el interrogatorio cree un precedente. No obstante, el líder espiritual del partido sefardí ultraortodoxo, el rabino Ovadia Yossef, habría desautorizado a su hijo, Yaakov Yossef. «¿Por qué este idiota no respondió a una convocatoria de la Policía?». llegó a señalar.

El domingo, su hijo fue detenido para un corto interrogatorio. La semana pasada le ocurrió lo mismo al rabino Dov Lior, líder espiritual de la colonia de Kiryat Arba y de la comunidad judía de Hebrón.