En un comunicado, el comité de la factoría de Daewoo en Jundiz afirma que la situación es «extremadamente delicada» y que «lamentablemente, todo parece abocado a un ERE de extinción y un cese de actividad» antes de que acabe el año.

Según explica el órgano de representación de los trabajadores, la multinacional coreana fabrica en la planta alavesa frigoríficos combis de eficiencia energética A, «modelo que sólo se puede comercializar en la UE hasta junio del 2012». A partir de entonces, «deberán sustituirse obligatoriamente por los modelos A+ o A++, de mayor eficiencia energética».

Los representantes de los trabajadores denuncian que la firma surcoreana no ha introducido en su planta de Gasteiz los cambios técnicos necesarios para la fabricación de los nuevos frigoríficos y, sin embargo, ha reducido «prácticamente a cero» las existencias de muchos componentes de la producción, por lo que temen que el actual Expediente de Regulación de Empleo en el que se encuentran se convierta en un «ERE de extinción y un cese de actividad».

«En efecto -agrega-, todo apunta a que desde la central de Daewoo se ha apostado por proteger el empleo en su planta coreana a costa de dejar morir la fábrica de Gasteiz, que ve cómo su mercado se va reduciendo a medida que el frigorífico de eficiencia energética A va siendo sustituido por el A+».

Más de un año en ERE

Para el comité, «lo más irritante es que esta agonía se está llevando a cabo a costa de los derechos de los trabajadores», porque la plantilla de Daewoo en la planta de Jundiz «lleva más de un año en situación de ERE, sin que se haya dado ningún movimiento por parte de la empresa para mejorar la situación».

«No podemos evitar tener la sensación de estar financiando el final de la planta con nuestros días de paro, lo que es un abuso en toda regla», lamentan.

Además, explican que, pese a sus reiteradas peticiones de explicaciones, no han obtenido «ninguna respuesta clara al respecto». Para los representantes de la plantilla, «la empresa calla lo que es evidente para todos, que antes de que acabe el año la empresa cerrará».

Sin embargo, los trabajadores de Demesa creen que «nuestra planta es suficientemente atractiva para mantener la actividad y se debería invertir en ella», dada su «muy alta productividad». Además, recuerdan que sus costes de producción son bajos y que las instalaciones, que tienen poco más de diez años, son «modernas y optimizadas».