GARA > Idatzia > Mundua

ABDUL RAHMAN (nombre ficticio)

Testimonio de un huido de Trípoli

Esconde su verdadera identidad por temor a represalias contra su familia. Escapó de Trípoli y se encuentra hoy en la zona bajo control rebelde. GARA recoge su testimonio en Zintan, la primera localidad libia en levantarse contra el régimen.

p019_f02.jpg

Testimonio recogido por Karlos ZURUTUZA

Dicen que han muerto más de 20 personas en Trípoli en las colas para conseguir gasolina. Duran días, la gente acaba exhausta y la chispa se enciende ante el mínimo incidente durante la espera, generalmente entre los que discuten sobre quién estaba antes. Según parece, el suministro de combustible en la ciudad se ha reducido en un 80% y la gente se aprovisiona de gasolina traída de contrabando desde Túnez porque la mayoría de las gasolineras han cerrado. En la que había en Tashura, mi barrio, murieron los dos hijos del dueño y me consta que han ocurrido incidentes parecidos en muchas otras. Ha habido muchos asaltos.

El litro de gasolina está a cinco dinares libios, tres más que en febrero de este año. Esa subida de los precios se ha trasladado a prácticamente el resto de los suministros, incluida la comida y las medicina. Así las cosas, los vendedores, de fruta, los carniceros, farmacéuticos, etc, también se han convertido en víctimas de la violencia en la ciudad.

El mercado central ha cerrado del todo y las pocas tiendas que quedan nunca abren hasta más tarde de las cinco. Por las noches el silencio es total porque nadie se atreve a andar por la calle a partir de las 21:00 horas.

La mayoría de los bancos están al borde del colapso por la falta de liquidez. Muchas sucursales pequeñas han cerrado y en las que quedan abiertas hay restricciones para sacar dinero. Los bancos más modestos han puesto un límite de 200 dinares diarios, los más grandes de 1.000.

Hemos sido testigos de varios bombardeos de la OTAN. La mayoría han sido sobre zonas de interés militar pero también han afectado a los edificios colindantes. Al principio de los bombardeos, la televisión estatal solía advertir a la población sobre los barrios que podían resultar más peligrosos y aconsejaba sobre las medidas a tomar en caso de ataque: no salir de casa, resguardarse bajo una mesa...etc. Ahora ya no avisan. Yo creo que prefieren que mueran más civiles, es buena propaganda.

La televisión libia se dedica a enseñar las mismas imágenes de archivo de supuestos terroristas de Al Qaeda luchando en el lado rebelde, o mercenarios llegados de todas partes. Recuerdo unas imágenes de Misrata: eran dos extranjeros, uno de ellos con barba y tatuajes en los brazos. Llevaban cámaras de fotos y de vídeo, estaba claro para cualquiera que se trataba de simples periodistas, pero la televisión insistía en que se trataba de mercenarios de Blackwater...

Acoso

No tenemos Internet pero todavía podemos ver Al Jazeera, BBC, Al Arabiya... Los gadafistas preguntan a los niños si ven canales extranjeros en casa. Yo nunca lo hago delante suyo. Tengo cuatro hijos.

Las escuelas tenían que haber cerrado porque el curso acababa en junio pero el Gobierno ha decidido alargarlo hasta el inicio del Ramadán (mes del ayuno musulmán) en agosto. Muchos de los profesores han huido por lo que, a menudo, hay que juntar a los niños en la misma clase. El Gobierno quiere que la gente siga ocupada, que la ciudad siga en marcha de todas las maneras posibles. No obstante, mucha gente ha dejado de ir al trabajo por miedo a que alguien les acuse de apoyar a los rebeldes o, simplemente, porque no se atreven a salir a la calle.

Es muy difícil desertar. Estamos obligados a desplegar la bandera verde en nuestros balcones y la policía nos amenaza si no lo hacemos. Pero mucho peores son las bandas de civiles cercanos al régimen. Son capaces de hacer cualquier cosa; repito, cualquier cosa contra aquellos que no tienen la bandera en el balcón.

Los arrestos se suceden a diario, sobre todo los miércoles y jueves porque el Gobierno quiere evitar que la gente salga a protestar contra el régimen los viernes. Mis dos hermanos fueron detenidos la semana pasada y encerrados en Shdeida, la principal de la ciudad. No sabemos nada de ellos y tememos hasta preguntar porque podemos ser arrestados sólo por ser familiares.

Dicen que hace tres semanas soltaron a varios asesinos encerrados Shdeida y les dieron barras de hierro y palos para sofocar una manifestación en Saud Ahmani (barrio al noroeste de Trípoli). Es difícil distinguir entre policías secretos y simples asesinos a sueldo de Gadafi por lo que nadie se fía de nadie. Mucha gente quiere huir como lo he hecho yo pero no sabe si eso es posible porque no se atreven ni a preguntar.

Soy una persona pública en Trípoli, todo el mundo me conoce. Dejé mi trabajo hace 22 días porque temía que vinieran a por mí en cualquier momento. Abandoné Trípoli ayer mismo al amanecer en dirección a Túnez, y luego volví a entrar en las montañas liberadas de Líbia por el paso de Dehiba (sur de Túnez). No soy capaz de empuñar un arma pero intentaré ayudar en lo que pueda a los revolucionarios.

He dejado a mi mujer y a mis cuatro hijos en Trípoli. No le puedo dar mi verdadero nombre porque temo represalias contra ellos si se llega a conocer mi identidad.

Nota de la redacción

Sin olvidar la práctica imposibilidad de conocer lo que ocurre realmente en Trípoli y con las correspondientes reservas, GARA ha decidido publicar este testimonio de parte e, indudablemente, parcial, por su indudable interés informativo para componer el puzzle, siempre incompleto, de una realidad tan compleja y sometida a vaivenes internos y externos y a intereses como la que vive actualmente Libia.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo