La consejera de cultura Blanca Urgell se sentó en la mesa de «Plató 2.0» de ETB-2 para analizar algunas de las circunstancias de la vida cultural, política y televisiva. Esta mujer comunica bien, su tono pausado le dota de una credibilidad provocada por su transmisión de paz y de seguridad en sus argumentaciones. Supo bandearse bien ante las preguntas más tópicas, las más incisivas y hasta para las más amorfas. Es decir, fue una comparecencia pública muy efectiva, incluso bastante más sugerente que muchas de la portavoz del gobierno López o del propio López, tan plano, tan anodino, tan funcionarial.

Compartir o no sus apreciaciones no viene aquí a cuento, simplemente confirmar que donde más flaqueza demostró fue en todo lo referente a EITB. Los datos de audiencias son demoledores. El porcentaje de cuota al que ha llegado ETB-1 es de una gravedad que requiere medidas inmediatas. No atender a esta bajada con medidas urgentes es propiciar una inviabilidad que, por otra parte ella misma, la señora Urgell, manifiesta que si tiene algún sentido mantener el ente público es precisamente defender un medio de comunicación en euskera. Si es así, ¿por qué se toman decisiones tan poco propicias a su mantenimiento como un instrumento de comunicación realmente adecuado para sus objetivos fundacionales?

No se puede despachar esta pérdida de audiencia, de incidencia, justificándolos en los cambios técnicos, en la irrupción de las cadenas de TDT, en la ampliación de oferta. Sí, está medido, todas las generalistas han bajado, pero el porcentaje de bajada de todo ETB, es mayor que la media de todas las otras. Por lo tanto debe existir alguna causa añadida, y está claro que la desafección política de la audiencia influye. Y mucho. Sus teleberris no reflejan la realidad socio-política. Sus cambios de programación no han funcionado. Si ETB-1 estaba con demasiado deporte, su supresión no ha sido bien suplida. Por lo tanto no parece que desde este gobierno se tenga claro qué hacer, cómo y cuándo. Y se teme que se esté dejando morir para cerrar canales con objetivos no declarados. Lo que añade más incertidumbre al futuro de todo el conglomerado del pajarito.