SANFERMINAK
Cuando estalle el chupinazo, nada volverá a ser igual en la vieja Iruñea
Cuando el alcalde de Iruñea, Enrique Maya, prenda hoy al mediodía el cohete que dará inicio a las fiestas de San Fermín, la capital navarra se transformará una vez más. Como cada 6 de julio, la fiesta se adueñará de la ciudad. Aunque el alcalde intente impedir que Gora Iruñea! puede organizar sus actividades. Aunque no se puede llevar champán al cohete. Por encima de las trabas a la ikurriña. La fiesta rebosará, como cada año, por encima de los intentos de contenerla.
Pepe FARIAS | IRUÑEA
Aterrizar en una ciudad como Iruñea, la víspera del chupinazo es un poco como sumergirse en el pozo de la locura. La ciudad tiene ansia de fiesta, cuenta los minutos que quedan para que comiencen unas fiestas sin igual, siguiendo la cuenta atrás del reloj de Kuxuxumusu en Estafeta.
Aunque la fiesta sigue siendo la fiesta, hay cosas que han cambiado respecto al año pasado. En primer lugar, no será Yolanda Barcina la que dirija (o intente dirigir) el cotarro del festejo. Tras las elecciones tiene sucesor, Enrique Maya, que siguiendo las directrices de la ahora presidenta navarra, ha empezado con prohibiciones a quienes impulsan las fiestas populares, el verdadero corazón y razón de ser de estos nueve días de desenfreno.
Me cuentan que hay gente que le preocupa seriamente que este año no se puedan introducir botellas de vidrio en la Plaza del Ayuntamiento. El argumento es que la gente se hiere en los pies con los cristales rotos. Pero también parece que el Ayuntamiento quiere barrer para casa y justificar la prohibición en un botellazo recibido por un ciudadano castellano después de que los municipales arremetieran contra quienes portaban ikurriñas.
«¿Qué vamos a hacer en el chupinazo? ¿Qué vamos a descorchar? ¿Con qué nos vamos a salpicar hasta empaparnos las camisetas?». Estas son algunas de las preocupaciones de iruindarras y visitantes. Como parece ser que todavía no han fabricado cava en botellas de plástico o en tetra-brik, una alternativa puede ser el kas de limón. Tiene gas, si lo agitas sale disparado y moja a los presentes igual. Además, si te cae en los ojos pica igual que el champán del cohete. Y seamos sinceros, realmente nos da igual lo que nos arrojamos. Ese espumoso que usamos para el chupinazo no hay nadie que se lo beba. Por ello, nos da igual que tenga alcohol o no.
Lo cierto es que no hay quien pare la fiesta. Ni siquiera el tiempo, que no se anuncia especialmente bueno.
La presencia de la ikurriña produce tanta urticaria al nuevo alcalde como la antigua. El argumento de prohibir la entrada de la enseña tricolor es que la gente puede llevar palos y que si son banderas de grandes dimensiones pueden provocar el agobio de quienes la tienen encima.
El nuevo alcalde tiene también una cita con la procesión de mañana, reconvertida en foro para mostrar la protesta ante la anterior alcaldesa. La verdad es que, en este ámbito, la calle Curia se le ha puesto muy cuesta arriba. La decisión de vetar a Gora Iruñea! no ha sido acogida con agrado y ya hay llamamientos para acudir a mostrar su malestar a la nueva corporación. La de San Fermín va a seguir siendo una de las pocas procesiones en las que primero se canta una jota al santo moreno y después se pita a la autoridad.