El balón volvió a rodar en el cuidado y rasurado césped del campo José Luis Orbegozo de Zubieta. Y lo hizo, en opinión de muchos seguidores, después de un largo período de tiempo desde que finalizó la intensa temporada en Primera División.

Era hora de dejar a un lado los excesos vacacionales y de pasar al duro trabajo. El numeroso grupo de seguidores que se concentró en las gradas, con jóvenes que están disputando la Donosti Cup, pudo ver ese primer esfuerzo de primera mano.

La expectación en el entorno txuriurdin era máxima ya que, a pesar de que todavía no se ha concretado ningún fichaje de campo, todas las miradas estaban puestas en el nuevo técnico Philippe Montanier. Y también en su cuidadosa metodología.

El entrenador francés mostró las dos caras de las que ha hecho gala desde que fue presentado en Donostia: la de un hombre metódico y serio a la hora de trabajar con sus jugadores sobre el césped; y la de una persona con buen sentido del humor, como lo demostró después en rueda de prensa.

Trabajo con balón

Un total de 27 jugadores probaron de primera mano la disciplina del técnico galo. Además de toda la primera plantilla -menos el chileno Claudio Bravo y el francés Antoine Griezmann, que se encuentran con sus respectivas selecciones-, también se ejercitaron los jóvenes canteranos Alex Albistegi, Javier Mandaluniz, Iñigo Martínez, Javi Ros e Iker Hernández.

La primera sesión estuvo marcada por breves ejercicios físicos, como es normal, pero Philippe Montanier dejó claro cuál es su estilo: todo el entrenamiento giró en torno al balón. Así, la sesión de la mañana comenzó con una carrera continua dividida en dos grupos, técnica con balón, pases y paredes, rondos y estiramientos. A la tarde se le dio más importancia al apartado puramente físico.

La seriedad con la que los jugadores realizaron los ejercicios fue patente durante toda la sesión matutina, tal vez provocada por Montanier, quien hasta el último suspiro de la mañana mostró sus costumbres cuando obligó a sus jugadores a dejar el césped limpio, tal y como lo habían encontrado al comienzo (habían dejado varias botellas de agua en el terreno de juego). «La Real es un club con clase. Somos los embajadores de Donostia y Gipuzkoa. Cuando llegamos al campo todo está limpio y cuando nos vamos, también», indicaría minutos después.

La cara bromista de Montanier

Una vez finalizada la sesión, dejó a un lado su faceta seria y trabajadora, y contestó a los periodistas con tono jocoso. Eso sí, ayudado aún por una traductora, aunque sorprendió a más de uno -entre ellos Mikel Aranburu- porque está aprendiendo castellano de manera veloz.

La primera perla la dejó al ser preguntado por el complicado comienzo liguero. «Para el Atlético de Madrid y el Barcelona será complicado», bromeó antes de recalcar que «es bueno comenzar la liga en Anoeta».

La falta de fichajes está dando mucho de que hablar en Donostia, pero Montanier quiso esquivar todo rumor sobre el interés de jugadores como Yatabaré y Sissoko. El técnico respondió que se decantaría por jugadores como el culé «Iniesta». Ya en tono más serio, recalcó que «estoy analizando todos los puestos. Lo más importante no es tener fichajes de forma inmediata, sino contar con buenos jugadores para la temporada».

El francés tampoco se mojó en el apartado de objetivos. «Nos salvaremos en la penúltima jornada, no en la última», señaló acompañado por una amplia sonrisa tras lo vivido la pasada temporada.

Otro de los temas de actualidad en la Real son las obras que se están realizando en Zubieta, donde se instalará una cocina para los jugadores, además de habitaciones para descansar.

Si para Montanier -en tono cómico, de nuevo- se trata de unas obras «para encerrar a los jugadores y que se queden toda la semana», para Mikel Aranburu «es una herramienta más para ayudarnos y para que en general todo vaya mejor».

Vamos, que la metodología de Montanier se empieza a ver en Zubieta desde el primer día.