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El anacronismo del Athletic, la identificación de Bielsa

«No tengan dudas que jamás va a dejar de jugar al ataque; en la primera fecha el Athletic va a salir a arrinconar al Madrid, eso es un hecho», adelantaba en su e-mail a GARA este periodista argentino, autor de esta semblanza sobre Bielsa.

Mauricio WEIBEL I Periodista y profesor argentino

Marcelo Bielsa, muy famoso por sus obsesiones futbolísticas y humanas, ha decidido cruzar su peculiar camino por el fútbol con el del Athletic de Bilbao, un club tan especial como su nuevo preparador. Bielsa, a quien el dinero y el poder seducen mucho menos que sus convicciones, arribará tras desechar ofertas millonarias del Inter de Milán y del Sevilla, entre otros.

El argentino genera lealtades más allá de lo esperado, ingresa en conventos tras sus caídas, y olvida cobrar sus honorarios millonarios. «Los sueldos del fútbol son ofensivos», dijo. En Chile, donde dirigió a la selección hasta este año, miles de hinchas lloraron su partida vestidos de luto, otros marcharon para retenerlo, o pidieron elegirlo presidente. En Argentina, los dirigentes del club de sus amores, Newell's, bautizaron el estadio con su nombre y le suplicaron su retorno a la banca leprosa.

Bielsa jamás fue un hombre común en el fútbol. Lo demuestran detalles como el ensayo de 27 variantes de saques laterales en sus prácticas, su origen de clase alta y su vida casi monacal. En sus inicios en Rosario lidió con las miradas de extrañeza de los niños pobres de las cadetes de Newell's, que iban a buscarlo esperando ver una casa con piscina, servidumbre y obras de arte. Nada de eso encontraron.

En Chile vivía solo en un par de piezas del centro de entrenamiento de la selección, en un barrio de clase media baja asolado por narcotraficantes. Bielsa desconfía de los medios, está siempre encerrado, pero también dispuesto a hablar con el hombre simple de la calle. En Chile, por ejemplo, acudió siempre a las invitaciones de sus vecinos pobres, recorrió a pie el mercado de verduras aledaño a su residencia, y paseó a niños por el centro de entrenamiento.

Y es que para Bielsa el fútbol es un problema ético, donde se expresa la esencia de los hombres, donde no es posible abandonar el juego ofensivo, aunque se gane por goleada o con ventaja mínima. «Lo que no podemos permitir es que dejen de luchar. El desborde, el desorden, lo que pase está admitido», explicó a cientos de líderes chilenos en una charla.

Obsesivo, Bielsa repetirá probablemente en el País Vasco las mismas rutinas que en Chile. Es decir, estudiará libros sobre la historia de esa región, devorará estadísticas sociales y leerá informes sobre la evolución biométrica de los vascos, además de ver miles de videos de fútbol. «Uno debe querer a quien conduce», dijo en Chile, y quizá ésa sea la clave de su decisión, que tendrá una prueba de fuego en el debut ante el Madrid de Ronaldo.

A Bielsa lo sedujo que el Athletic es un club especial, una especie de anacronismo del fútbol con el que se siente, por muchos motivos, identificado.

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