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Iker BIZKARGUENAGA Periodista

Y os atrevéis a llamarme terrorista

Iba a dedicar estas líneas al ya candidato oficial del PSOE para las próximas elecciones, no se sabe si de otoño, invierno o primavera. Seguro que os suena. Es aquel que salió más veloz que el rayo -dicen que fue velocista en sus años mozos- a apoyar públicamente a los guardias civiles que luego fueron condenados por torturar a Igor Portu y Mattin Sarasola. Ese que era ministro de Interior cuando Jon Anza desapareció y apareció muerto un año después sin que aún sepamos qué le pasó, o le hicieron pasar. Tiene un largo currículo así que fijo que sabéis quién es.

Decía que iba a hablar de Alfredo P. Rubalcaba, pero el viernes se conmemoró el treinta aniversario de la muerte de Joseph (Joe) McDonell a consecuencia de una huelga de hambre, y he decidido que me ape- tece más contar la historia del militante irlandés que hablar, he de admitir que no para bien, del sprinter cántabro.

McDonell, como Bobby Sands y un numeroso grupo de voluntarios del IRA y del INLA encarcelados en Long Kesh, emprendieron una dura lucha, con huelgas de higiene y de hambre, entre otras formas de protesta, por defender sus derechos como presos políticos. El trato que sufrían era insoportable y el Gobierno de Margaret Thatcher mantenía una postura inflexible. Diez personas murieron antes de que los derechos de los prisioneros republicanos fueran restituidos. Una balada recuerda la memoria de McDonell y sus compañeros, y el estribillo, que comienza interpelando a los británicos -And you dare to call me a terrorist...- ha sido entonado por miles de irlandeses.

Joe McDonell fue detenido por primera vez en la «Operación Demetrius» llevada a cabo por el Ejército británico, en la que 10 civiles fueron asesinados y 350 detenidos y encarcelados sin juicio. Entonces coincidió en la cárcel con un joven llamado Gerry Adams, otro militante muy activo en prisión. Años después Adams fue el principal interlocutor del movimiento republicano en un proceso que ha conducido a Irlanda del Norte al mayor periodo de paz y estabilidad de los últimos siglos. Y año tras año sigue recordando y honrando la memoria de los diez huelguistas de hambre y de todos los voluntarios muertos.

Vencieron al dolor y ganaron la paz. Pero si viviera en Euskal Herria, Gerry Adams estaría hoy en prisión por orden del candidato Rubalcaba.

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