Sudán del Sur nace entre la euforia y graves problemas
«Libre al fin» fue el grito de euforia de los sudaneses del sur al celebrar el nacimiento de su nuevo Estado después de decenios de conflicto con la República de Sudán. Su primer presidente, Salva Kiir, anunció una amnistía para todos los grupos armados que operan en la región y no olvidó a la población de los territorios en disputa, uno de los muchos problemas a los que se enfrentará Sudán del Sur en su relación con el vecino del norte.
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Bajo el lema «Libre al fin» y con gritos de «¡Somos libres! ¡Somos libres!», Sudán del Sur celebró desde la noche del viernes su independencia, tras su separación de Sudán después de decenios de conflicto. La euforia no oculta que el nuevo Estado nace en medio de graves problemas y que aún debe resolver cuestiones con Sudán, como el estatuto de las provincias fronterizas en disputa.
En Juba, la capital del nuevo Estado, la euforia se desató ayer entre la población bajo un calor aplastante, soldados y civiles ocuparon el centro de la ciudad, algunos vestidos con trajes tradicionales, bailando o tocando los tambores.
«Hemos luchado durante mucho tiempo y este es nuestro gran día», explicó un estudiante de 27 años llegado de El Cairo para la celebración, junto a decenas de miles de personas,en la plaza del mausoleo de John Garang, el héroe nacional, muerto en un accidente de helicóptero en julio de 2005, .
La independencia fue saludada con la presencia en Juba de dirigentes extranjeros de ochenta países y treinta jefes de Estado, entre ellos el presidente de Sudán, Omar al Bashir, a quien la Corte Penal Internacional acusa de cometer crímenes contra la humanidad. También estuvo presente el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, que declaró que «el pueblo de Sudán del Sur realizó su sueño».
«Nosotros, los representantes democráticamente elegidos del pueblo, declaramos por la presente que Sudán del Sur es un Estado independiente y soberano» anunció oficialmente el presidente del Parlamento sursudanés, James Wani Igga, al leer la declaración formal de independencia, dando así el último paso establecido por el acuerdo de paz de 2005 que puso fin a la larga guerra civil entre el norte y el sur de Sudán. Además de los desfiles militares rezos cristianos y musulmanes y el izado de la nueva bandera, el primer presidente del país, Salva Kiir, rubricó la Constitución provisional.
Amnistía y reconciliación
Poco después de tomar posesión, Kiir apeló a sus compatriotas a «perdonar, aunque no olvidaremos», tras los largos años de conflicto. Así, anunció una amnistía general para «todos los que han tomado las armas contra Sudán». Hay al menos siete grupos armados activos en distintas zonas de Sur de Sudán.
Kiir aprovechó para proclamar su reivindicación sobre los territorios en disputa con el norte. «Quiero garantizar a la gente de Abyei, Darfur, Nilo Azul y Kordofán del Sur que no os hemos olvidado. Cuando lloráis, lloramos. Cuando sangráis, sangramos. Hoy os prometo que hallaremos una paz justa para todos», añadió.
Mencionó expresamente al presidente sudanés como socio con el que deberá trabajar para lograr estos objetivos. También Al Bashir saludó, en un discurso reconciliador, el nacimiento del nuevo Estado y expresó la aspiración de su país a «tener excelentes lazos y a preservar los intereses comunes» entre ambas naciones.
La independencia llega después de 50 años de guerra con períodos de paz durante algunos años, entre los sudistas y las tropas de Jartum, en la que han muerto 2,5 millones de personas y que ha devastado la región. El acuerdo de paz firmado en 2005 abrió la vía al referéndum sobre la independencia en el que el pasado mes de enero cerca del 99% de los sudistas optaron por ella.
El reconocimiento del nuevo Estado se extendió rápidamente por la comunidad internacional, incluyendo Estados Unidos, China, Rusia, la UE y sus estados miembros, China, Canadá, Libia, Brasil o Cuba.
La ONU creará una misión para el país, la Minuss, con 7.000 soldados y 900 civiles para contribuir a la seguridad del país.
El nacimiento de la República de Sudán del Sur, en medio de una grave pobreza, falta de alfabetización, falta de infraestructuras, una deficiente sanidad, y corrupción no será fácil. Las esperanzas de desarrollo de los sudaneses del sur, dedicados mayoritariamente a la agricultura, están puestas en la explotación de sus recursos petrolíferos y de otros productos como el zinc, el acero, el cromo, la plata y el oro. También las de potencias como EEUU o China, que cortejan al nuevo Estado. Pero la mayoría de las refinerías se encuentran en el norte, que, con la independencia, pierde el 37% de sus ingresos por el crudo. El reparto de la renta petrolífera es uno de los escollos pendientes entre ambos estados que tendrán que seguir negociando. Jartum se enfrenta además a una deuda de 38.000 millones de dólares y una inflación galopante.
Quedan aún además los problemas fronterizos en Abyei y Kordofan del Sur, estado petrolero del norte, donde siguen los combates. A todo ello se añade la existencia de cientos de miles de desplazados por la guerra. Se calcula que 300.000 han regresado desde octubre, pero otros aún dudan en hacerlo. GARA