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EH Jaietan | Iruñeko Sanferminak: bermutean... kutxi romeroekin

«Llevo quince años sin probar ni la verdura ni el pescado»

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Aritz INTXUSTA |

Este no ha sido un vermú endiablado, sino que Kutxi Romero, cantante y letrista de Marea, llegó con amigos para luego quedarse echando unos tragos por Alde Zaharra.   De ahí que la nota se dispare. Bebe kalimotxo. Romero traía una camisa a medio abrochar y estaba remangado. Por su brazo izquierdo asomaba el mismísimo Rosendo Mercado fumándose un cigarro. En el otro brazo, tiene el tatuaje de Camarón. «Cuando era un adolescente rockero y rebelde, hacía lo mismo que todo el mundo: salía el día 6 y volvía a casa el 15 por la mañana. Yo trabajaba en la construcción y tenía dinero suficiente como para hacerlo», empieza. «Luego, con los años, me di cuenta de que hacer eso es una soberana gilipollez. Una noche de San Fermín es una noche más. Lo guapo es el día, que te puedes poner igual de borracho y tiene muchas más horas».

El cantante de Marea tiene una gran historia sanferminera. Volvía de Alde Zaharra para Berriozar, cuando cayó la madre de todas las tormentas. Romero se refugió en un contenedor de basura. «Me quedé dormido. Ahora me río, pero si llega a haber pasado el camión de la basura, esto habría tenido un final menos alegre. Pero vaya, que por cicatrices no será, yo tengo más puntos que la NBA. Al final, cuando asomé la cabeza estaba todo el mundo echando un vermú. Abrí la tapa de golpe, a lo bruto, y llevaron un susto bastante majo». Preguntado por cómo es posible quedarse dormido con semejante olor (si ya Iruñea hiede a San Fermín, un contenedor ya tiene que ser de flipar), Romero casi se indigna. «Chaval, que yo me he bebido el agua de los váteres. Yo he hecho muchas cosas que no se deben hacer. Para que te hagas una idea, yo hace quince años que no pruebo ni la verdura ni el pescado». Aun así, sigue cumpliendo años. Y, por cierto, los cumple el 8 de julio.

El cambio fundamental en los sanfermines de Kutxi Romero llegó con el final de las txosnas. «Aquello fue la ostia. Yo me pegaba las fiestas enteras pegado a esas barras. Cuando las quitaron no tenía ni idea de qué cojones se podía hacer en Iruñea en San Fermín». Ahora, a veces, se encierra en su local de Berriozar. «A mí no suelen reconocerme mucho, pero si viene Rosendo o gente así, no se les puede llevar por ahí, porque se les pegan todos los pelmas borrachos. Solemos ir a una especie de bar que tengo y lo abro sólo para amigos. Yo le llamo mi Kutxitril. Ahí podemos ponernos de beber como si estuvieramos en esas txosnas, que a ver si vuelven de una puta vez».

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